EL RECORTE SOBREVENIDO O LAS AULAS FRÍAS (Página nº 1323)

Algunos centros educativos se han llevado estos días una sorpresa mayúscula. Si a final del curso pasado recibían oficialmente la información sobre cuál sería la cantidad con la que contarían para gastos de funcionamiento del ejercicio 2012, y aunque hasta este septiembre no han cobrado el último plazo del ejercicio 2011, y comprobaban que se había rebajado en un 30% respecto al anterior, lo cual ya ponía en dificultades las economías de estos centros reduciendo a la mínima expresión la capacidad de gasto, ahora, y sin previa comunicación, se recibe información en los colegios e institutos sobre la cantidad que se recibirá, sin especificar cuando, correspondiente al 20% del total y, ¡sorpresa!, las cifras no cuadran con las cantidades anunciadas y comprobamos que trae añadido un 15% más de rebaja. Es decir, el presupuesto de los colegios se reduce en un 45%, y si lo comparamos con lo que se percibía en 2006, casi una tercera parte de lo que se presupuestaba antes, con lo cual 0 inversiones en material didáctico e informático y limitación absoluta para abordar los gastos corrientes.

Evidentemente los colegios tienen la suerte de que los ayuntamientos corren con los gastos de agua, luz, calefacción e incluso el mantenimiento de los centros y la reparación de los elementos que forman parte del edificio e instalaciones, pero los institutos se encuentran en la tesitura de que todos los gastos deben afrontarse con el presupuesto asignado al centro y si ya el año pasado tuvieron serias dificultades en abordar esos gastos el nuevo recorte les pone en una situación crítica, hasta el punto de que en algunos casos ya se ha avisado a los alumnos que la calefacción funcionará menos horas y a menos temperatura y que se aguardará lo más posible a comenzar su uso y se determinará más pronto dejar de utilizarla, con lo que cabe pedir que venga un invierno suave, suave, climatológicamente, porque de otra manera será complicado estar en clase.

Pero, curiosamente, hemos conocido por otros que aquellos centros que tuvieran mayor saldo, bien por una buena gestión o por dejar para la recepción de nuevas cantidades un cierto colchón de seguridad, han recibido menos o sufrido mayor recorte y los que iban al límite no han sufrido una merma de igual magnitud. Vamos, que se ha premiado la mala gestión sobre la buena, que se castiga la cautela y la prudencia en el gasto y se estimula la ligereza.

Ya digo, en los institutos será un invierno de aulas frías, de condiciones nada óptimas, de recortes significativos y de economía de supervivencia. En los colegios, salvo que algunos ayuntamientos fallen en sus obligaciones, y nunca ha sido el caso de Daimiel, el recorte afectará menos aunque ahogue la capacidad de gasto con presupuestos que no se conocían desde hace quince o veinte años.

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