Carlos Fabra representa, con seguridad, lo más casposo, abyecto, ruin, bochornoso y despreciable del Partido Popular. Un cacique de una saga de caciques imputado no sé cuantas veces y que tras sus gafas negras y su porte facineroso controla todo lo que se mueve en Castellón. Y no conforme con eso siembra las administraciones con su descendencia para seguir urdiendo en el poder su propio poder y propiciar que su prole tenga una vida privilegiada con el dínero público además de sus negocios privados.
Pues bien, a la niñita de sus ojos, después de conseguirle un maridín en la élite del partido le han dado un escaño para que vocifere y rebuzne un "¡que se jodan!" a cuantos les toque padecer los nuevos recortes e impuestos anunciados por Mariano Rajoy.
La tipa, cuyo mérito es el que es, y la vida política está repleta de casos similares, no se conforma con aplaudir la infame política "marianista" sino que convertida en asilvestrada "hooligan" da en alegrarse de la supresión de la paga extraordinaria de los funcionarios, la subida del IVA, la supresión de la desgravación por primera vivienda y el recorte en las prestaciones de los desempleados. "¡Que se jodan!", grita la mamarracha, para dejar asomar la casta familiar de esta "aristocracia caciquil" que ha mamado en abundancia y que la hace intolerante e indigna de representar a los ciudadanos honestos que seguramente la votaron desconociendo la clase de harpía que encerraba esa impresentable.
La dimisión, su dimisión, es más que necesaria. La han pillado rebuznando su rabia, escupiendo su bilis, quitándose el disfraz. Es un adorno en el Congreso, una imposición de "papá loterías" para que coma del abrevadero público en el que sus gestos y palabras convierten la democracia. Tiene que dimitir, o ser obligada a ello si el partido tiene un poco de dignidad y respeto por los ciudadanos.
Ahora dirán que esta versión pija políticamente incorrecta del "Andreita, comete el pollo" no era la única que dijo alguna barbaridad. De otros no lo sabemos pero de ella sí y debe dimitir, por higiene política, por decencia y por justicia.
Dejo el vídeo que amplifica y detalla su infeliz intervención:
No dimitirá, ya lo sabemos, papá velará porque así sea, pero el Partido Popular tendrá que albergar esa vergüenza pública entre los suyos y hacer suya, claro está, esa forma de hacer.
Esos aplausos ya tienen página en la historia negra de Epaña; y éste incidente será conocido por las próximas generaciones como una infamia y a sus actores como a unos traidores.
ResponderEliminarEs lo que piensan 9 millones de Zombies. Un respeto para muertos en vida.
ResponderEliminar¿Has visto su declaración de bienes?
Una risa, como esta simiocracia.
Vamos al hoyo y lo peor no es que no estemos luchanod por lo que es nuestro, por derecho, es que hay quien todavía aplaude todo esto.
Democracia lo llaman.
Ni Eugenio tenía semejantes ocurrencias...
¿Saben aquel que quería recuperar la economía subíendo impuestos y bajando suelods?
El puñetero club de la comedia... tragica.