No creo tener la piel localista ni regionalista demasiado sensible. Más que nada porque siempre he creído que uno no elige realmente una pertenencia territorial sino que nace donde nace sin tomar parte en la decisión y vive donde vive en función de muchas circunstancias vitales muy superiores a la pulsión territorial e identitaria. Pero he de confesarlo, en ocasiones, cada vez más, me avergüenza vivir en una comunidad que se va vinculando a escándalos como los de la Caja Castilla-La Mancha o el Aeropuerto de Ciudad Real, a ser la comunidad autónoma con mayor deuda acumulada en todo el Estado, a gestiones políticas tan deleznables como las que quitan escuelas rurales, cierran centros de atención sanitaria continuada, pretenden dar vía libre a los usos agrícolas casi indiscriminados o tratan de regularizar el lanceo de jabalíes a caballo, una práctica ilegal pero consentida en nuestra tierra y que se pretende convertir casi en reclamo turístico como excusa para su legalización además de presumir de la demanda social, que es el argumento más perverso y falaz posible cuando sólo se escucha a una de las partes. Puestos a argumentar falazmente estoy seguro que tendría mucha acogida el lanceo de políticos a caballo y sin embargo a nadie se le ocurriría proponer tal práctica, incluso aunque a una multitud ansiosa por contemplar tal espectáculo.
Ya sé que es un exceso. Lo pongo adrede porque los ejemplos llevados al extremo permiten otra perspectiva y ridiculiza por igual ambos argumentos. Pero es que me subleva sentirme ligado a una tierra que protagoniza una y otra vez las noticias para mal, en virtud de esa desgracia de gobernantes de uno y otro signo que nos va tocando padecer, y que ahora nos sale con la intención de aprobar la práctica de esa anormalidad temporal llena de crueldad, que representa lo más rancio y retrógrado a estas alturas, y que nos va a retratar como una región atrasada, bárbara, estúpida, para que unos pocos se enriquezcan y otros pocos más den salida a una diversión brutal y saquen su instinto más salvaje, feroz y sanguinario.
De verdad lo digo, cada vez son más las ocasiones que nos dan de avergonzarnos de ser castellanomanchegos.
http://elpais.com/elpais/2012/07/09/opinion/1341842603_317634.html
ResponderEliminarHasta aller se podía firmar en contra de la legalización de esta practica.
El artículo es de Rosa Montero en la contra portada de El País y sobre éste tema. Suscribo cada una de sus letras.
Ese "ALLER" hace daño a la vista, al no ser que te refieras al concejo asturiano, jajaja, que pedazaco de falta de ortografía.
ResponderEliminarEs una obra de misericordia enseñar al que no sabe, así que gracias por la corrección.
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