domingo, 29 de julio de 2012

MINIATURIZANDO LA DEMOCRACIA (Página nº 1194)

El mayor riesgo de las mayorías absolutas es que sean utilizadas perversamente, que se instrumentalicen para dotar de mayor poder a quienes ya lo ostentan y se usen, precisamente, contra la idea formal de democracia, que como defendía Aristóteles, sería el "gobierno de los más", de todos. La democracia se va volviendo restrictiva, con los años, en vez de participativa, desoye más que escucha, prohibe más que alienta.

La democracia española se enquistó con el bipartidismo, ese cara y cruz que en el fondo es una única moneda con alternancia casi simbólica porque, en realidad, no representan nada tan distinto. Y no lo es tanto por voluntad de los votantes, aunque en parte haya algo de eso, sino porque los sistemas están construidos para ello, lo favorecen, casi obligan, y su consecuencia inmediata es la exclusión de las minorías, salvo las nacionalistas, o su reducción drástica a mera ornamentación con que guardar las formas.

Pero si esto no fuera bastante los mayoritarios, populares y socialistas, aprovechan cualquier coyuntura, y las mayorías absolutas son las ideales para hacerlo, con la intención de reforzar ese privilegio que les depara poder, ingresos y cuotas de pantalla, y lo hacen, claro, con maniobras de distracción, como ahora el gobierno del partido popular pero con el silencio cómplice socialista, de modo que la intención de reducir concejales o diputados sin modificar aspectos como la proporcionalidad, por ejemplo, esconde un golpe mortal para los partidos menores que víctimas de la ley D'Hont y otras particularidades organizativas serán los principales damnificados y verán perder gran parte del peso, ya escaso, en ayuntamientos y una dificultad insalvable en conseguir representación parlamentaria en muchas autonomías. Y si ellos son los damnificados, ¿quiénes serán los beneficiarios? Pues eso, los que introducen la norma haciéndonos creer que ahorran cuando, en realidad, persiguen otro objetivo mucho más rentable para sus intereses.

La democracia española casi nunca fue de todos, aunque aspirase a serlo en sus inicios. Hoy no, es restrictiva, excluyente, manifiestamente mejorable, lastrada por los intereses de un bipartidismo y una partitocracia que politiza todo, que envilece todo, que se inmiscuye en todo, hasta en los ámbitos privados, que usurpa el poder del pueblo desde hace muchos años y que nos reduce a número y papeleta. Miniaturizan la democracia hasta reducirla a esa mínima expresión formalista porque el espíritu ya hace tiempo que lo consumieron a su favor.

2 comentarios:

  1. Hay que hacer algo para defender nuestra democracía. Has explicado muy bien la casi dictadura a dos que se traen.

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  2. estan consiguiendo desencantar a los mas encantados con la democracia, tanto politico que no nos representa sini solo sus intereses

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