AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS (Página nº 880)

Recordaba esta fotografía que, sin embargo, no guardaba yo. Eran los primeros pasos de un equipo infantil que nació de una iniciativa de la OJE daimieleña para crear un torneo de futbol en la localidad y que en sus dos categorías, alevín y juvenil, dio oportunidad de formarse, más allá de aquellos partidos pactados en las eras o en el parque del Carmen, nuestro macroestadio de facto hasta entonces, a dos buenas generaciones de futbolistas y que alimentaron varios años del equipo juvenil del Daimiel C.F.

En nuestro caso se formó el Racing de la Paz, compuesto por chavales del barrio del Alto y alumnos del Infante Don Felipe que hasta entonces no nos conocíamos. De la mano de Triqui, y con ayuda de Juanju, allí nos llegamos poco más de una docena de futbolistas de botas plastiqueras, camiseta blanca y de ropa interior en algunos casos, y aquel pantalón azul de tela que todo el mundo parecía tener. Y sin tener apenas experiencia de jugar en un campo reglamentario, extremadamente grande para nuestra costumbre pero también con ese mismo aliciente de constituir, por primera vez, parte de un equipo oficial.

Esta debió de ser la primera foto que me hice como futbolista, serio pero tan feliz de tener hueco en aquel grupo donde jugaba de delantero centro más disciplinado que brillante.



Aquellos maravillosos años, yo al menos así los recuerdo, donde los medios y oportunidades apenas tenían que ver con los actuales pero donde siempre había el hueco que abría la ilusión, están llenos de imágenes, anécdotas, vivencias retenidas con el cariño de quien disfrutó apasionadamente de aquellos años setenta y todas sus circunstancias. Y con algunos de esos compañeros de equipo nos une un algo indescifrable que cuando nos vemos asoma de alguna manera, un vínculo que da, creo, esa felicidad compartida del juego en equipo.

Quizá por eso, también, ver la foto me deje una enorme tristeza porque tres de aquellos chicos que posábamos en aquella foto ya no pueden disfrutar de ella porque nos dejaron bien jóvenes. Ramón, Toni, Arturo, eran sobre todo buena gente y en los dos primeros casos grandes amigos.

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