El cuatro de agosto escribía este sonetillo, al enterarme del anuncio de la compañía Vuelig de que el 29 de octubre dejaría de operar en el aeropuerto ciudarrealeño:
El Aeropuerto Central
se queda sin aviones
acabados los millones
del Gobierno Regional
*
y dado que Cospedal
no muestra las intenciones
de soltar más subvenciones
en tan inútil erial
*
por fin volarán sus yardas
los sisones y avutardas,
las gangas y las ortegas,
*
que son las que han de volar,
como en tiempo secular,
en estas tierras manchegas.
*
Ese día ya llegó y salvo pequeños vuelos privados, sobre todo en periodo de caza y monterías, esa infraestructura quedará, desgraciadamente, como monumento vivo del derroche y la mala gestión. El negociete buscado, claramente especulativo en el inicio, fue engrasado generosamente por Barreda a través de la Caja de Castilla-La Mancha con cientos de millones, lo que no conviene olvidar en ningún momento y me lleva a recordarlo en este sonetillo por el difunto aeropuerto:
Entre todos lo mataron
pero él solo se murió,
aunque cadaver nació
desde que se lo inventaron
*
y con el poder medraron
hasta que se les hundió
¡la madre que los parió!
el negocio que fraguaron,
*
y que contó con la ayuda
generosa y cojonuda
de la caja regional
*
con Barreda mamporrero
para aflojarles ligero
semejante pastizal.
*
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