La objetividad es una quimera que uno debe intentar conseguir sabiendo que es imposible alcanzarla. Por lo tanto uno nunca será objetivo del todo aunque deba ponérselo como objetivo irrenunciable. Y para ello necesita de varias cosas, una, la primera, disponer de la mayor y mejor información posible, lo cual es complicado porque no siempre o casi nunca está al alcance, y la segunda, desnudarse de prejuicios, fácil de decir pero muy complicado de conseguir porque uno no siempre tiene los mecanismos para detectar algunos de ellos y por tanto si no se es consciente del prejuicio difícilmente podrás combatirlo y, después, si logras determinarlos, tener la posibilidad real de eliminar dichos prejuicios. Ésta es la teoría y la realidad es que, en general, nadie es absolutamente objetivo aunque lo pretenda.
Al contrario de lo que dice el último comentario yo no pienso que sea objetivo, lo que intento es serlo, que es cosa muy diferente.
Y en este punto me gustaría explicar el proceso del tema. No hubo confidencia de noche de verano, como apuntaba otro comentario, sino una conversación familiar informal en la que una persona comentó que habría fotógrafo oficial y planteó que no le parecía bien y que la elección del fotográfo crearía conflicto. Incluso planteamos la opción de que fuera la Federación quien pusiese el fotógrafo para rentabilizar la gira del trofeo y yo defendí que no encontraba problema en que la gente pudiera acceder ordenadamente con sus cámaras y hacerse una foto.
Como estábamos en el campo me propuse hacer un sonetillo posicionándome ante la posibilidad de que la designación del fotógrafo fuera por parte del ayuntamiento y para que se siguiera un procedimiento democrático posible. No cree el rumor, me posicioné ante esa posibilidad. Nada más. Y si se lee el sonetillo dice:
"pero no me gusta nada
esa posible pasada
del fotógrafo oficial
(que era eso, una posibilidad)
que inmortalice el momento
si elige el ayuntamiento
por designio digital"
Porque no es lo mismo que la Federación o el Daimiel C.F. nombren un fotógrafo oficial, que podrían poner a quienes quisieran, a que lo hiciese el Ayuntamiento, que debería seguir otras pautas habiendo en nuestra localidad varios profesionales y evitar obrar como los anteriores equipos de gobierno que elegían a su fotógrafo de cabecera, casi siempre el mismo, impepinablemente.
Ante la posibilidad de que el Ayuntamiento eligiera fotógrafo, sólo si se daba esa circunstancia, yo opinaba en el sonetillo que no me gustaba nada. No lo daba por hecho, solo valoraba la posibilidad y ante ella me posicionaba. Y por tanto, partiendo de ese planteamiento, no creo que haya metido la pata aunque sí puede decirse que quizá no tuviera la información precisa, si se sabía entonces, de quién pondría al fotógrafo y de ese modo el sonetillo hubiera tenido dos tercetos diferentes para terminar.
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