martes, 23 de agosto de 2011

"SECO, SUCIO Y HUELE MAL" (Página nº 184)

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Ayer, aprovechando la fresca, me fui a pasar la mañana a Las Tablas de Daimiel. En uno de los tramos escuché a una mujer decir: "A mí no me gusta, está seco, muy sucio y huele muy mal". Supuse que se refería exclusivamente al tramo de pasarela previa a la Isla del Pan, que denota ya la bajada del nivel del agua. Pero del mismo modo me hizo pensar en el desconocimiento con el que la gente se acerca a este humedal.

Si lo pienso yo soy uno de esos grandes desconocedores, aún a pesar de haberlo visitado habitualmente cada año, leer algunos libros dedicados a este espacio singular y visionar todo tipo de reportajes y documentales realizados sobre Las Tablas de Daimiel. Mi admiración, mejor, mi fascinación por este lugar no impide que reconozca lo poco que sé sobre él, y por eso, escuchando comentarios de los visitantes con los que me cruzo, percibo que la mayoría anda peor que yo y que a gran parte de ellos, si les pusiesen una cascadita artificial, les alegraría la visita mucho más aunque tal aberración nada tenga que ver con este lugar.

Y es que, en general, nos acercamos a estos lugares con esos ojos acostumbrados a lo espectácular, lo epatante, y eso nos impide ver la auténtica maravilla que esconden estos tablazos de agua, este mar verde del carrizo oleando con el viento, esos sonidos prodigiosos de una avifauna esquiva pero ruidera. Lo extraordinario de Las Tablas es precisamente lo que menos percibimos, su propia existencia secular, nilenaria, en zona hostil. Un paisaje tan asombroso como horizontal que, al parecer, no llena los ojos como una cascada, una garganta o una quebrada, pero que, a quienes lo saben mirar, y yo estoy en ello, fascina cada vez más.

Seco, sucio y huele mal, escuché, a quien, seguramente, hubiera deseado una pasarela casi cubierta de agua y a todas las aves pasando revista para su placer. Seguramente un estanque de patos, y en su mano una bolsita de gusanitos o pan, hubiera satisfecho más.

Por cierto, la foto está tomada ayer mismo desde el mirador de Prado Ancho con mi cámara compacta de bolsillo.

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2 comentarios:

  1. Parece mentira que a finales de agosto hayas podido sacar una foto como ésta. ¿Cuando hemos podido ver esas láminas de agua en esta época del año? Yo al menos nunca, ojalá tengamos un nuevo año hidrológico lluvioso para que podamos seguir disfrutando de estas vistas, y lo que es incluso más necesario, que sepamos cuidarlas y apreciarlas en lo que son, un milagro, que los políticos estén a la altura y pongan todos los medios necesarios para preservarlas.
    Un saludo.

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  2. Las personas que van con guía, ya sea del Parque o de las Empresas que trabajamos en él, no realizan esos comentarios, ya que se les interpreta del por qué de esos olores, niveles de agua, etc

    De ahí de la importancia de llevar un guía que va comentando y solventando todas esas dudas.

    Saludos

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