Leo en Elconfidencial.com que un grupo de aficionados, "de activistas de izquierda" según la noticia, ha creado una asociación con vocación de peña denominada 'La franja morada' y que pretende convertirse en la primera peña madridista republicana. El principal fin de esta agrupación es "lúdico, pues el fútbol debe ser diversión", aunque afirma que uno de los objetivos que se persigue es "desvincular al Madrid de la derecha política, pues debe ser un club plural".
¿Y por qué republicanizar? Según ellos porque la franja morada, que da nombre al proyecto, se incorporó al escudo madridista se hizo durante la II República y el color morado fue el guiño incorporado por el Frente Popular, cuando se incautó del equipo, utilizando ese significativo color.
La verdad es que podía haberlo leido en El Mundo Today, periódico de humor, pero no, el artículo en cuestión pretendía ser transcendente.
Esto ocurre cuando, al final, se pretende politizar todo, combinado con un afán de protagonismo de los padres de la idea. Y creer que la pluralidad consiste en hacer una peña de izquierdas y republicana es de una solvencia intelectual bajo mínimos porque lo primero es que ellos mismos dan por sentado que el Real Madrid es de derechas, cuando es evidente que entre sus aficionados los hay de todo credo ideológico y la inmensa mayoría de sus seguidores no sienten apego por sus colores porque responda a un sentir político sino por aspectos que nada tienen que ver con eso, y segundo porque, incluso si fuera así, creer que promover una peña autodenominada de izquierdas y republicana corregiría el vínculo alcanza la necedad más absoluta.
No soy del Real Madrid, ya lo sabe quien venía leyendo el Diario Improbable, y por tanto toco el tema sin ningún apasionamiento. Es sólo que me parece tan ridículo. Y no por constituir una peña republicana, o islamista, o perroflautística, o vegetariana, o proderechoshumanos, sino por esa exposición de objetivo tan absurdo. ¿Les gusta el Real Madrid? Pues vale, llamen a la peña como les parezca, sientan sus triunfos con su corazoncito republicano, monárquico, creyente o laico, a su gusto, pero no lo olviden, es sólo futbol, futbol, y dejen la política y la religión para otros ámbitos menos lúdicos.
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