martes, 9 de agosto de 2011

DIFÍCIL CONCILIACIÓN (Página nº 150)

Me van a permitir que retome el asunto de las reinas y damas. Lo hago ahora porque me resulta difícil conciliar este acto ahora oficializado, institucionalizado, con el anuncio de la campaña bajo el lema "Daimiel por la igualdad y contra la violencia de género" que se pretende realizar durante las fiestas patronales.

Cabe antes precisar que estoy de acuerdo, por necesaria, con la campaña, y bien estaría hacerla extensiva y más ambiciosa en el tiempo y en las iniciativas para ese fin pero, por favor, la igualdad es una cosa muy seria que ha de ir más allá de una pancarta y una buenísima intención. Ha de corresponderse con una forma de hacer, de plantear las cosas, que transmitan convicción. Se ha de dar ejemplo para que la sociedad no encuentre resquicios para que el lema no cale y, en este caso, es imprescindible dejar de jugar con ciertos roles de desigualdad tan evidentes como convertir a nuestras niñas, adolescentes y mujeres en un símbolo ornamental que sublima la belleza como condición femenina.

No, la verdad es que tiene difícil conciliación esta doble apuesta.

Y para colmo, tras oficializar el acto en cuestión se introduce un elemento nuevo pero antiquísimo, elegir la más guapa de entre ellas para destacar a una sobre las demás, con jurado incluso, en función de su aspecto. De nuevo visualizando la belleza externa como elemento de distinción, algo que obviamente ya se había superado. Y es que el acto casi marginal recogido por las peñas ahora vuelve a alcanzar la preponderancia de un acto central y oficial, y por eso, sobre todo por eso, enfrentado a ese concepto de igualdad tan importante que intentan promocionar. ¡Coherencia, por favor, qué menos!


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