viernes, 11 de abril de 2014

PUES... (Página nº 2485)

Hay días, los menos, en que mis alumnos casi logran dejarme sin respuesta., y hoy ha sido uno de ellos. Estamos con la Constitución de 1978 y hablábamos de la forma de Estado que recogía: la Monarquía Parlamentaria. Para explicarles en qué consistía era necesario hablar de dónde veníamos, una dictadura, y qué otras alternativas podían plantearse para elegir ésta.

Al hablar del régimen franquista me cuenta un alumno que le había contado alguien que cuando se murió Franco habían cerrado los colegios varios días y yo le confirmo que fue así, aunque yo no pude disfrutar aquellas improvisadas vacaciones porque en aquel momento andaba de reposo absoluto por culpa de una ictericia que me tuvo dos meses en cama. Entonces otro me pregunta cuántos años viví con Franco y yo les digo que trece, y al oír la respuesta otra me pregunta:

¿Y cómo pudiste aguantar tantos años?

La primera respuesta hubiera sido: "¡Pues aguantando!", pero no recuerdo yo que tuviera ninguna sensación de aguantar porque, como ya he contado, me pilló en una edad en la que aún no había despertado yo a la conciencia política, y eso a pesar de que tenía algún compañero comprometido ya.

¿Qué contestar? Pues... lo obvio, que aquella época era un momento donde había miedo, donde se perseguía a quienes no pensaban igual, y entonces la mayoría de gente guardaba silencio. Había quien no, y luego comprendí su valor, y también estaban otros muchos que estaban contentos con lo que había, que les iba bien así y no querían cambiar, pero yo solo tenía trece años y únicamente la democracia fue ayudándome a comprender todo lo que nos faltaba antes.

De lo que más me acuerdo es de cuando mis hermanos mayores iniciaban alguna conversación sobre política nuestros padres nos hacían callar, como si hubiera temor a que alguien nos escuchase dejando escapar una crítica. Ese era el miedo con el que habían aprendido a vivir, el miedo que se percibía en otros ambientes, como si constantemente estuvieran siendo controlados. El miedo a pensar, opinar, mostrarse diferente. Un miedo que terminabas haciendo tuyo después de tanta llamada al silencio.



En las primeras elecciones generales me hice con un poster del PSP de Tierno Galván, tras un mitin en el Cinillo, más por la estética de aquella paloma fundida con un puño, que puse en mi habitación. Duró un día porque mi madre corrió a arrancarlo por miedo a que todo aquel proceso hacia la democracia hiciera aguas y volviésemos a lo de antes. El miedo, el maldito miedo metido en los huesos, tras tantos años.

¿Cómo pudiste aguantar tantos años? Pues... lo dicho, casi me han dejado sin respuesta porque realmente lo justo hubiera sido decir que no fui yo quien hizo mucho por cambiar aquello porque nunca fui consciente de estar aguantando, porque aún veía con ojos de niño lo que luego empecé a comprender con ojos de adolescente, cuando ya nos abandonaba poco a poco el miedo.

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2 comentarios:

  1. Dictadura tambien es lo de ahora. Que los de arriba deciden el voto del partido y los diputados tienen que acatarlo. Tanto pp como psoe e incluso recientemente iu, una verdadera verguenza

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  2. ¡ Muy bien escrito, como siempre!

    Felices vacaciones

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