Gonzalo Moliner, Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, se ha quejado públicamente de tener que viajar en clase turista porque no es la mejor imagen, dice, para quien preside el Poder Judicial y el Tribunal Supremo. Se le supone progresista pero parece enquistado en privilegiarse de su posición y en confundir dignidad con privilegio. Vivimos demasiado de la imagen, de las apariencias, como si viajar en primera clase sirviese para dar esa dignidad o empaque a un cargo público. Pero hemos conocido muchos chorizos que viajaban en primera para otorgarle a eso valor y enjundia. Sinceramente, creo que el señor Moliner se ha equivocado y convendría que todos los cargos vivieran más a pie de calle para sentir los mismos problemas que el resto y no evadirse en ningún asiento de primera, coche oficial u otra zarandaja, porque la dignidad y la valía la debe aportar la persona y no sus prerrogativas, prebendas y regalías ligadas al cargo. Y además toca a todos hacer el mismo esfuerzo de ahorro.
Y como no estoy de acuerdo con sus palabras se lo digo en verso con este sonetillo:
Dice el señor Moliner
quejándose al periodista:
"Viajar en clase turista
no es cosa que deba hacer,
semejante proceder
es muy poco formalista
y hace gran daño a la vista
si alguno lo llega a ver".
Y reclama el privilegio
para un cargo tan egregio
de ir en clase primera,
¿cómo un señor presidente
va a mezclarse con la gente,
esa chusma puñetera?
Enlace:
En cuanto se sientan en la poltrona ya se creen con derecho a todo
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