UN HECHO IMPREDECIBLE (Página nº 1431)

Alguien ha dejado este comentario anónimo pero creo que no inocente pues de su contenido parece deducirse que ya ha encontrado a los culpables sucumbiendo al acercamiento ruidoso de los medios oliendo carnaza y a la sensibilidad que estos asuntos conllevan:

"Cuando acabes de ejercer tu derecho a la huelga, a ver si comentas el suicidio de la niña de Ciudad Real acosada, presuntamente, por bulling en las aulas de un instituto. Que se puede hacer ante este hecho en el que muchas veces los profesores miran para otro lado para no manchar el nombre del centro."

Si pudiera abstraerme del suceso en busca de objetividad no correría yo tampoco a poner en la picota a unos profesionales a los que hasta el Consejero prejuzga, pero dado que conozco algo más de este asunto que lo que parrilléan las televisiones creo que estoy en condiciones de decir que la profunda investigación determinará que no ha habido ni falta de diligencia ni dejación de funciones ni responsabilidad de los docentes pues, en cuanto supieron del tema, actuaron con toda rapidez e incluso plantearon soluciones inmediatas aunque, en ningún caso, era previsible el desenlace fatal.

No sé si se dará en otros casos pero desde luego en éste, concretamente, sería injusto decir que se ha mirado para otro lado para salvaguardar el nombre o prestigio del centro educativo. Y lo digo con convicción porque, además de tener conocimiento de lo sucedido, es algo difícilmente sostenible pues la mayoría de docentes comparten la creencia de que el prestigio no viene de tapar sino de intentar resolver las circunstancias más problemáticas de dicho centro y ese trabajo diario determina que muchos conflictos, no sólo del orden de la relación entre alumnos, no pasen de su hecho inicial al ser atajados en cuanto se detectan.

Sin duda lo que ha pasado es trágico y lo fácil es cargar las tintas sobre el personal del IES, algo en lo que los medios suelen tener particular destreza, pero quien quiera simplificar el asunto está equivocado porque nada, absolutamente nada, hacía presagiar ese desenlace final, ni ahora después, una vez sucedido, se encuentran motivos para creer que haya habido falta de celo y diligencia por parte de los profesores, por más que se prefiera vapulearlos públicamente.

Puede que quienes lean esto me crean inmerso en un ataque de corporativismo pero he de decir que no es así en este caso, y que espero que se resuelva rápidamente para demostrar que ese instituto actuó de manera adecuada porque no tengo dudas al respecto y creo con firmeza que hubiera sucedido igual en cualquier otro centro en esas condiciones.

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