No cabe duda de que ser mayor, muy mayor, te coloca ante cierta desprotección que puede convertirte en objeto de deseo involuntario de determinadas situaciones nada agradables, y mi madre, que es mujer advertida y cauta, me cuenta, con cierto amargor, como quedan expuestas a determinados peligros a partir de situaciones que se suceden, también aquí en Daimiel, con cierta frecuencia.
Hoy mismo me contaba como a una persona conocida la habían timado en días pasados una importante cantidad y como a otra, amiga de infancia y juventud, le habían sacado también un buen dinero con engaño. Me dirán que en ambos casos esas propias personas habían caído ingenuamente en ese engaño y tienen razón, claro, pero es más sencillo hacerlo con esas personas mayores, solas, mas expuestas, como digo.
Del mismo modo en esta semana está actuando una persona que se dice inspector oficial de instalaciones de butano y que no es tal, como bien han podido comprobar preguntando a los propios distribuidores locales, y que perseguían obtener un dinero fácil con el engaño. A mi madre, por ejemplo, a pesar de insistir en que no tiene ya instalación de butano insistía en intentar acceder a la vivienda con excusas peregrinas.A otra vecina, que le dejó pasar, comenzó a enumerarle cambios de tornillos, gomas, etc... por una buena cantidad y la mujer le hizo marchar de su casa de inmediato.
Porque prolifera quienes buscan en este sector de edad, especialmente, una forma de engaño para obtener dinero fácil. Un sector de población que no tiene una economía muy boyante y que tienen instalado cierto miedo a ser las próximas víctimas de estos desaprensivos.
Te agradezco que hables de todo esto. La difusión aqui hace de que a mis familiares mayores les hable de lo que ocurre en el pueblo.
ResponderEliminarNi los mayores ni los no tan mayores han de confiar en abrir sus casas a ningún desconocido, por muy barato que vaya a realizar el servicio. Probablemente caigan en las garras de algún dudoso profesional que les quiera sangrar con algún seguro innecesario o más aún estafar y vigilar la vivienda los que viven en ella y las posibilidades de robar. Mejor confiar en profesionales conocidos. Sobre todo en estos casos de butano, y comerciales de gas, luz, libros, colchones,etc. ¡Cuidado!
ResponderEliminarsi vamos a dejar de entrar a nuestro domicilio al primero que venga con una historieta, no sé para que tenemos la puerta cerrada
ResponderEliminarpor otro lado, me parece que ya somos mayorcitos para que antes de abrir la puerta de la vivienda, mirar por la mirilla o preguntar al que llama lo que quiere y si nos interesa abrimos.
Por otro lado tambien deberiamos tener avisados a nuestros mayores para que no abran a nadie, lo mismo que en las entidades bancarias dar aviso y que conste en la cuenta de que nuestros mayores puedan sacar una cierta cantidad de dinero con un tope, para de esta forma evitar que les puedan timar.
Al anónimo anterior lo veo muy seguro de si mismo, como si a él no pudieran engañarle, y sólo quiero decirte, que ¡que no te pillen!, yo he visto como actúa esta gente, y hay auténticos magos de la palabra y el engaño. Imagínate para convencer a una persona mayor a ir al banco a sacar todo lo que tiene, cuando muchas de estas personas jamás pisan una entidad financiera, porque para ellos eso es una montaña, y suele mandar a sus hijos o familiares a estos menesteres. Y sin embargo los convencen.
ResponderEliminarYo no me creo más listo que nadie, por lo que creo que puedo puedo caer en el engaño como cualquiera de estas personas.
Dices que no abrir la puerta a nadie, pero imagínate que te dicen que viene a avisarte porque tu hija o tu nieta acaba de tener un accidente y les ha dado esta dirección a el o ella que pasaban por ahí casualmente para que te avisen, y ademas te dicen que si es una niña rubita con un jersey tal y cual, y lo saben porque llevan unos días observado tu casa y pin pan pun catapun, que abres como lo haría cualquiera y después, una vez dentro, unos cuantos engaños más...