sábado, 7 de abril de 2012

ME HE PASADO AL E-BOOK (Página nº 902)

Aunque me gustan muchos los "artefactos tecnológicos" pensaba que nunca me pasaría al libro electrónico. Me recuerdo casi toda la vida vinculada al papel, desde pequeño, cuando una de las distracciones más habituales era el intercambio de historietas y tebeos entre los chavales del barrio, esa manera de sacar partido a los comics propios, aunque entonces no se llamaban así, que una vez leidos servían para obtener por trueque la lectura de otros nuevos. Roberto Alcazar y Pedrín, El Capitan Trueno, Jabato, se alternaban con los tebeos tradicionales de Carpanta, Rompetechos, Las hermanas Gilda, La 13 Rue del Percebe, Pepe Gotera y Otilio..., o cuando me hice un habitual de la Biblioteca Municipal, devorando "tintines", "asterixyobelix" o "luckykukes" y adentrándome en todos aquellos libros de Enid Blyton y sus "cinco secretos" o Montserrat del Amo y sus "blogs".

Después di el salto a otras lecturas, descubrí la poesía pero también el teatro de aquellas colecciones de mi padre que aún guardo en casa, y que él había coleccionado décadas antes. Y descubrí a Baroja, Unamuno, Azorín, y a Steinbeck o Dos Passos, y de pronto tener la sensación de poder y querer leer cualquier libro, leidos por centenares, como si me fuera a faltar tiempo para leerlos todos.

Con dieciocho años ya había leido casi todos los títulos emblemáticos de la literatura universal, pero además hacía acopio de ellos, compraba como si estuviera dando cuerpo a un gran tesoro, completando estanterías que llenaban ya entonces las paredes de mi habitación, como si así blindara el disfrute que me habían regalado.

Luego empecé a leer menos, bastante menos, diez o doce libros al año, muchos menos de los que seguía comprando con la esperanza de dedicarles tiempo alguna vez. Leía menos pero disfrutaba igual, acariciando ese papel que, creía, sería irremplazable, con ese doblar el pico de la hoja para marcar hasta donde llegaba la lectura de cada día.

Pensé, como digo, que nunca caería en la tentación del e-book pero aquí estoy, leyendo mi segundo libro de la saga del detective, falso detective, Myron Bolitar, el personaje de Harlan Coben que descubrí hace poco, en ese gusto por la novela negra que cultivo desde hace unos años, con la facilidad de apretar un botón en vez de doblar esa esquina de la página, como si hubiera estado leyendo en ese dispositivo toda la vida y sin sentir remordimiento alguno del esquirol pasado al bando tecnológico. Puede que porque alterno la lectura con otros en papel, que siempre acostumbré a leer dos o tres libros simultaneamente, una de esas manías como otra cualquiera. Un invento, la verdad, esto del e-book, y os dejo que voy a seguir leyendo.

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4 comentarios:

  1. ¡No dejes nunca los libros de papel!

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  2. buena parte de mi vida he comprado y devorado libros, llenando estanterías, después hubo unos años que dejé practicamente de leer literatura, pero desde hace un par de años que tuve la posibilidad de leerlos en pdf en mi "teléfono inteligente", he vuelto a disfrutar del placer de la lectura. Es muy cómodo sujetar en una mano el teléfono, sin apenas peso, e ir deslizando el pulgar por la pantalla para ir avanzando en la lectura, y la posibilidad de aprovechar para leer cualquier rato muerto, en el médico, esperando el autobús,...

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  3. Si es que sois todos unos antiguos. Los e-books ya son historia. Lo último es leer en ( no con, si no en) unas gafas inteligentes como las de google. Yo ya me las he pedido. http://www.rtve.es/alacarta/videos/noticias-24-horas/gafas-inteligentes-google-muestran-realidad-aumentada/1369374/

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  4. Una sonrrisa. Instrucciones para leer un libro. Síguelas.

    uvejota.com/articles/33/uso-de-las-tics

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