Qué duda cabe que los políticos de cualquier época y lugar son muy dados a la grandilocuencia, la exaltación, la exageración y el adulamiento, y en sus discursos siempre aparecen afirmaciones que, con el tiempo, quedan reducidas a ruinosa palabrería y escaso acierto.
Hoy, hurgando en la hemeroteca de nuevo, encuentro este fragmento correspondiente a la noticia de la visita del Gobernador Civil a Daimiel y que aparece el 3 de Julio de 1944. En él dice el citado cargo político, Sr. Frontera de Haro:
"El Gobenador Civil animó al encargado de la finca a seguir conquistando terrenos al ritmo actual y prometió ayudar con verdadero interés la práctíca de este cultivo, proporcionador de tanta riqueza y de tan gran porvénir en toda 1a vega del rio Guadiana comprendida en el térmiro municipal. Presenció los trabajos del tractor y de la sección de mujeres dedicadás al replanteo. Hizo ver a éstas la gran labor que realizan, pues cooperan al desenvolvimiento de un cultivo incipiente, pero que en el futuro adquirirán gran pujanza, ya que a la riqueza que proporcionará, se unirá la solución de un problema de abastecimiento".
Como se puede apreciar el gran futuro del cultivo del arroz en la vega del Guadiana duró un suspiro sucumbiendo a los nuevos intereses y la gran pujanza y riqueza de la que hablaba el político pronto se convirtió en nada, incluida la desecación del propio río, hoy apenas malalimentado por el pequeño Azuer. ¡Ay, la prospectiva!
Como se puede apreciar el gran futuro del cultivo del arroz en la vega del Guadiana duró un suspiro sucumbiendo a los nuevos intereses y la gran pujanza y riqueza de la que hablaba el político pronto se convirtió en nada, incluida la desecación del propio río, hoy apenas malalimentado por el pequeño Azuer. ¡Ay, la prospectiva!
Aquí dejo imagen de hemeroteca del recorte:
Y aquí una foto aparecida en el libro "Instantes de una vida. Daimiel", publicación de la A.C. Bolote en el 2000 y que recoge una imagen del cultivo del arroz en el Guadiana:
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Qué pena haber arrasado un lugar tan privilegiado por la naturaleza como Daimiel, en pos de nada, para obtener nada más que unas míseras pesetas que a (casi) nadie sacaron de pobre. Y que triste es comprobar cómo las mismas mentiras de entonces se repiten en boca de otros, justificando en la situación de necesidad de las capas más pobres de la población la perfecta excusa para seguir destruyendo y modificando el medio, cuyo beneficio sólo verán unos pocos avispados dejándonos al resto pagar los destrozos a escote, ya sea económicamente o con una tierra cada día un poco más inhóspita. Recuerden aquello de "lo que hace falta es más pan, más trabajo, más producción y más dignidad". ¿suena? es la misma demagogia barata con que vendían el sueño de "El Dorado" daimieleño en 1977. Poco o nada ha cambiado desde entonces.
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