¿Cómo confiar?, ¿de qué manera creer en reformas, cambios, regeneraciones? Mirando las listas electorales, lo que se conoce de ellas, ves los mismos nombres, idénticas caras, toda la herrumbre de un sistema ruinoso y finiquitado.
El PP ha decidiso tirar de alcaldes y sale con la vaina de que eso acercará a los problemas reales de los ciudadanos. No es verdad, eso cuestiona la capacidad de los elegidos para conjugar alcaldías y escaños sabiendo que descuidarán ambas, y habla muy mucho de la falta de efectivos cuando necesitan recurrir a esta suerte despreciable de puriempleos políticos representada por la gente de siempre, la que nio tan siquiera ha demostrado gran cosa desde su trampolín político inicial.
El PSOE introduce más cambios pero en una suerte de necesidad cosmética poco creible. En el fondo ahora son los grumetes nacidos del partido, gente de escasa formación y nula experiencia profesional quienes llenan los huecos de los que abandonan, endogamia pura y dura que expulsa la excelencia para cobijar la mediocridad.
Y en los demás partidos, personajes tan desconocidos y ligados a la sigla como en estos citados, gente que carece del peso necesario para suscitar credibilidad y esperanzas.
Es imposible creer que con estos mimbres salga el cesto que nos resucite. Hay que votar, creo en el voto pese a la degradación del sistema, y aún así siento como nunca la inutilidad de conceder mi voto a esta patulea iválida.
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