miércoles, 11 de noviembre de 2015

TENGO UN PROBLEMA (Página nº 3337)

Tengo un problema y no sé a quién acudir, si al psicólogo, el psiquiatra o al neurólogo, pero es que me he descubierto hablando catalán en la intimidad y encima ni lo entiendo. Todo comenzó siguiendo la actualidad, era poner la tele y empezar a escuchar esa lengua, como si no hubiera otra cosa en el mundo de la actualidad ni otros idiomas distinguibles. Al principio, incluso, pensaba que era una cosa mía, miraba a mi alrededor y veía gente absorta frente a la pantalla que yo ya sabía que no hablaban ni entendían el catalán. Eso me hacía pensar que ellos escuchaban todo en castellano y era yo, por no sé qué inducción mental ni delirio inclasificable quien convertía cada declaración a esa lengua latina entregada al secesionismo.

Pero no, después descubrí que no, que no era cosa mía ni fruto de mi mente confundida, porque esas mismas personas, justo después, comentaban entre ellos que andaban hartos de leer subtítulos en cada informativo y que se les juntaban las letras hasta perderse en el marasmo discursivo de los políticos intervinientes en esa lengua del demonio que no podían entender.

Luego fue peor, empecé a incorporar a mi conversación palabras siempre ajenas. Metía un procés, una estelada, o términos como esclavitut, sobiranisme, agressió, construcció nacional, espoli, dret a decidir, joc brut, fat diferencial, singularitat, botifler, alliberent nacional, catalá de debó, forces d'ocupació, fatxerío... de forma espontánea y aleatoria, en un discurso sin pies ni cabeza que me era incomprensible incluso a mí pero que, sobre todo, hacía que quienes llegaban a escucharme me dieran la espalda y mascullasen algún insulto nada edificante, lo que poco a poco me fue recluyendo en casa, aislándome ante el rechazo.

Creía que allí, encerrado, apagada la radio y la televisión, podría escapar del horror pero por las noches era peor, tenía pesadillas de las que me despertaba agitado y gritando y con los ojos interrogadores de mi esposa que no sabía qué narices estaba clamando ni cuál era el fruto de mi tormento. Fue así que decidí grabarme y descubrirme víctima de un sueño turbado, convulso, desquiciado mientras, a gritos, largaba por mi boca un discurso estremecedor en las formas pero incomprensible en el contenido, aunque confieso que familiar. Tanto que tras muchos visionados pude descubrir que era parte de la alocución de Artur Mas pidiendo el respaldo para ser proclamado President de la República Catalana.

Tengo un problema, y aún no sé si debo acudir al psicólogo, al psiquiatra o al neurólogo, o seguir el diagnóstico del único amigo que se atreve aún a visitarme: a ti lo que te pasa es que estás hasta los cojones de Cataluña y su proceso de desconexión.

No sé yo, pero para mí que mi amigo Paco tiene toda la razón del mundo.



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2 comentarios:

  1. Pues yo también estoy hasta los mismísimos del proceso secesionista o como quieran llamarlo. Cuando no son los catalanes son los vascos. Siempre tiene que estar jodiendo alguien con movimientos separatistas. Con todo los problemas que tenemos y siempre escuchando lo mismo.
    Si me dan la opción de votar, voto por que se vayan. Al menos así dejo de saber de ellos.

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  2. De todo esto del debate de investidura lo único claro es que Artur Mas prefiere la higiene al sexo porque prefiere un pacto Mas-Baños que un pacto Mas-Arrimadas y donde esté una buena "arrimada" que se quite un "retrete"

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