lunes, 2 de febrero de 2015

DÍA MUNDIAL DE LOS HUMEDALES (Página nº 2933)


España es el tercer país del mundo en número de humedales, con 74, lo que le atribuye un gran valor medioambiental. Una lástima porque como gestor de esos espacios no está a la altura ahora ni lo ha estado nunca, y solo la presión internacional y las denuncias de las organizaciones conservacionistas han parecido lograr un mínimo punto de sensatez y protección a estos espacios.

Como caso emblemático siempre se coloca a Las Tablas de Daimiel, tanto por su valor como por haber sido el espacio más degradado por las políticas llevadas a cabo en su entorno, casi siempre lesivas para este humedal. Hasta su declaración como Parque Nacional fue un intento desesperado de salvaguardarlo más que una puesta en valor del espacio excepcional que siempre representó.

A día de hoy hasta el propio parque, a través de su dirección, se siente obligado a dar un comunicado de prensa, con motivo de este Día Mundial de los Humedales, denunciando la situación de sus aguas y su elevado nivel de contaminación, en la enésima agresión contra esta joya medioambiental.

Entre tanto la prensa nos cuenta que desde 1900 se han perdido el 64% de los humedales de nuestro planeta y ni tan siquiera pretende entrar en las condiciones de los restantes, aunque aquí, en la tierra de la "daimielización", ese término tan denigrante vinculado a nuestra ciudad, bien lo sabemos y hasta conocemos sus ramificaciones sobre otros de enorme valor como el Doñana.

Ahora la excusa para actuar es la crisis, que vale para todo. En tiempo de abundancia se inventaron otras. El problema es que la gente no sufre de inmediato las consecuencias de la degradación sobre estos espacios y por eso desprecia sus efectos a medio y largo plazo, los relativiza. Igual que cuando a grandes fumadores o bebedores se les habla de un futuro de cánceres de pulmón, boca o faringe o de cirrosis hepáticas y se ríen de ello porque ahora solo sienten que el tabaco o el alcohol les conforta y solo cuando aparezcan en sus cuerpos los efectos rotundos empezarán a lamentarse de no haber esquivado aquellas sustancias o, al menos, haberlas consumido con mucha mayor moderación.

Y mientras los humedales siguen soportando vertidos, sobreexplotaciones de las aguas subterráneas y otros tipos de agresiones que degradan sus condiciones naturales o, incluso, los ponen al borde de la desaparición ante la indiferencia de casi todos.


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