VENDEDORES DE HUMO (Página nº 1603)

A estas alturas parece mentira que queden personas que confíen en las promesas electorales, las declaraciones de intenciones y los anuncios políticos. Tantas son las cicatrices, las decepciones, los engaños, que cuesta creer que haya todavía lugar para la confianza, la ingenuidad y la candidez, y que tiremos de ellas para optar por una opción.

Yo creo que la mayoría ha optado ya por no conceder el beneficio de la duda y decantarse, simplemente, por la que creen elección menos mala o la más útil a sus intereses o la más cercana a su ideología pero sin esperar demasiado de ello. Entre susto o muerte, que diríamos, aquella que menos pudiera sobresaltarles. Y aún así los vendedores de humo se las suelen ingeniar para seguir decepcionando o recurren a explicaciones manidas para explicar porque hacen justo lo que dijeron que no harían apelando a lo sobrevenido, a lo heredado y a la falta de información de la que carecían. Y ha sido siempre así cuando han conseguido su objetivo, gobernar, y no albergo dudas de que sería igual con los que no lo consiguieron aunque tengan ese beneficio de la duda en la recámara.

Y es que yo veo a los políticos, a los del aparato poderoso para lanzarnos sus mensajes, proclamas, intenciones, objetivos, como auténticos vendedores de humo capaces de disfrazar la realidad, embaucar, engatusarnos y ofertar lo que queremos oír para conseguir su verdadero objetivo, el poder y el acceso que ello les da, y el resto es sólo un trámite necesario para intentar embobarnos y mantener ese poder que les genera beneficio, influencia, capacidad de modificar la realidad a su antojo, control de las instituciones, colocación de afines y consolidación de su fuerza.

He descubierto, a través de otro blog, este cortometraje que opta a los Goya de 2013, titulado "Vendedor de humo" y que es esa perfecta alegoría, en poco más de 6 minutos, de lo descrito en esta entrada. Venden humo porque su objetivo es otro, tan poderoso que no dudan en disfrazar sus intenciones por conseguirlo. Pero los vendedores de humo son eso, gente poco de fiar, sin escrúpulos, que acaso explotan la ingenuidad y la candidez o la desidia y desánimo para sus fines:

 


Por cierto, que también me acuerdo ahora de esta otra canción de Los Delinqüentes titulada "Jonhy Chaparrón", un vendedor de humo en forma de hombre-lluvia:





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