Hubo un tiempo en el que yo tuve diez años y televisión, y aunque mi primera memoria sentimental vinculada a la caja tonta tiene que ver con Locomotoro, el Capitán Tan, Valentina, el Tío Aquiles o los Hermanos Malasombra, aquellas tardes de "El Gran Circo de TVE" me son inolvidables y fijadas en aquellos años en los que uno soñaba formar parte, con el colegio, de ese público que coreaba los saludos de los llamados Payasos de la Tele, que poco a poco fueron palideciendo el recuerdo de mis añorados Chipiritifláuticos, de los que treinta años después compré un cd con sus canciones.
Reconozco que mis diez años eran bastante más ingenuos que los que ahora conocemos, y los once, los doce, casi los trece..., tiempo en los Gabi, Fofó, Miliki y Fofito conseguían mantenerme frente a la televisión y hasta memorizar alguna de aquellas historietas que ellos solían interpretar y que después reproducíamos como un juego más entre los chavales del barrio.
Visto desde la distancia ese recuerdo sigue despertando una gozosa melancolía, la rémora casi voluntaria para no dejar de ser niño aún pero luchando contra el deseo de crecer cuando ya empezaba a hormiguear el incipente bigotillo y uno miraba a cierta chica con otros ojos no tan infantiles.
Lo que ocurre es que los payasos, de alguna manera, siempre permanecieron, representaban la ingenuidad, el ingenio, la comicidad, la bonhomía, y muerto Fofó, mi favorito, Miliki vino a cubrir ese espacio sentimental que luego reapareció vinculado a la paternidad porque aquellas canciones terminaron por ser de siempre.
Ayer murió Miliki. Hacía un tiempo que casi nada sabíamos de él pero la noticia me cayó con tristeza porque mataba, también, un poco del niño que nos va quedando rezagado, empeñado en no abandonarnos nunca, porque en el fondo vamos dándonos cuenta de que gran parte de los que fijamos a nuestra niñez han ido desapareciendo y eso nos hacer saber que ya no están muchos de los que supimos importantes en aquellas edades tan niñas.
Por cierto, aunque ignoro su identidad, quiero dedicar esta entrada al autor del comentario siguiente:
¡Aquí las tienes!
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