domingo, 4 de noviembre de 2012

LA LLUVIA ES COMO LA DEMOCRACIA (Página nº 1403)





La lluvia es como la democracia, casi nunca pone de acuerdo. Todos, o la gran mayoría, queremos que llueva como queremos que haya democracia, pero tras esa premisa es evidente que cada cual tiene una idea de cómo, cuándo, cuánto y dónde debe llover y, de la misma forma, contemplamos la democracia con distinto parecer según los intereses de cada uno.

Hoy llueve, lo está haciendo desde hace horas, y cuando sale en las conversaciones te das cuenta de que cada persona la percibe de distinta manera y mientras unos expresan que debiera seguir lloviendo unos días más otros expresan ya su hartazgo, o se lamentan por las flores del cementerio, u objetan porque molesta a sus planes inmediatos. Es verdad que nunca parece llover a gusto de todos pero hacerlo sería absolutamente imposible. Lo que ocurre es que hemos perdido de vista el bien general, la aceptación de que por encima de los intereses particulares la lluvia, como la democracia, es buena para todos cuando cae abundante pero controladamente, porque sus beneficios acaban redundando en todos y tenemos la certeza de que su carencia siempre trae muchos problemas a la mayoría.

La lluvia es como la democracia, estoy convencido. Es más, la lluvia tiene mucho de democrática, no contempla clases sociales, económicas ni intereses políticos y, paradójicamente, la democracia actual sí que menos de democrática porque se ve sometida, en bastantes momentos, a todas esas circunstancias sociales, económicas y políticas.

Por eso contemplo como hay quien no quiere que llueva, o llueva poco, como veo que hay quienes pretenden restringir los derechos de todos, limitarlos acomododándolos a sus intereses, o inmiscuirse en ámbitos más privados que no necesitan de tanta tutorización del poder, devaluando la democracia o apropiándose de ella.

Yo prefiero que llueva mucho, igual lluvia que democracia, que como cantaba Pablo Guerrero hace décadas, llueva a cántaros, con abundancia pero sin excesos, con las regulaciones básicas, elementales, que garanticen mucha agua para todos y en iguales condiciones.

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4 comentarios:

  1. Me encanta que llueva, aunque me moje. Es lo mejor que nos puede pasar. Hace tiempo oí un refrán que dice más o menos: el agua que más daño hace es la que no cae. Es posible que sea un poco exagerado porque cuando llueve torrencialmente destroza más que beneficia, pero si se piensa en un desierto o en un periodo de sequía, lo beneficioso es que llueva como sea.

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  2. Ya lo dice el refrán:
    NUNCA LLUEVE A GUSTO DE TODOS.

    Yo estoy a favor de que llueva y cuanto más mejor, hace mucha falta el agua, porque no sabemos cuando volverá a llover. Por mi se podía tirar un mes seguido lloviendo sin parar.

    Saludos y no dejes de escribir.

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  3. Me recuerda esto otros tiempos en los que era necesario usar metáforas y todo tipo de tropos para saltarse la censura. Siguiendo con la misma metáfora yo diría que "agua pasada no mueve molino".

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  4. La lluvia es tan maravillosa como tu dirio.


    ¡PRECIOSO EL CUADRO!

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