sábado, 22 de septiembre de 2012

UNA BIBLIOTECA COMÚN, UNA HISTORIA CONMOVEDORA (Página nº 1301)

¿Que pasaría si a alguien se le ocurriera sacar sus libros a la puerta, colocarlos en una estantería y ofrecerlos al resto de ciudadanos para que los pueda coger, llevar a casa para leerlos y, si estima, devolverlos a aquel espacio singular para que otros puedan leerlos también, y todo ello sin horario, registro ni tiempo de préstamo?

Quiero pensar que sería posible en cualquier sitio pero no lo tengo tan claro por que esa iniciativa requiere de tanta generosidad del iniciador como de los usuarios y el convencimiento de que gozar de esa opción es poco más que un admirable privilegiado que se nos ofrece. Además, claro, requiere de darle al libro un valor esencial, ahora que comenzamos a devaluarlo como nunca.



Por eso me ha encantado la historia de Hernando Guanlao que he leido en el blog "DesEquiLIBROS. Lectura y Cultura" y su iniciativa de poner a disposición de cualquiera su centenar de libros en la fachada de la casa donde vive. Ocurrió hace doce años, en Filipinas, y el resultado... mejor lo lees en este enlace:

http://desequilibros.blogspot.com.es/2012/09/El-hombre-que-convirtio-su-casa-en-biblioteca-publica.html#.UF3dfLIaM-0

La historia es conmovedora, preciosa, un homenaje singular al libro que vuelve a hablarnos de una iniciativa particular premiada por esas personas que han terminado por darle el sentido completo a ella.

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1 comentario:

  1. Fijaros sinos importa poco la cultura, los libros que ni si quiera hacemos algun comentario.
    En un colegio cerca de por aqui hacian los biblio recreos, sacaban colchonetas y unos libros y se daba la posibilidad de que los chicos leyeran lo que quisieran, y funcionaba bastante bien.
    Me parece fabulosa la idea Hernando Guanlao.

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