Leo en El Mundo que Castilla La Mancha ocupa el séptimo lugar de todas las regiones de la Unión Europea en nivel de estudios:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/09/14/espana/1347638917.html?a=670cf2cf83f2b0148031700d3fe645aa&t=1347645034&numero=
No me ha sorprendido. Durante muchas décadas nuestra región fue un lugar de pocas oportunidades, de gentes que carecían de oportunidades y medios para estudiar y donde la mayoría de los que lo hacían terminaban por marchar a otras zonas. Posiblemente si el informe se refierese a los últimos años el cambio sería significativo y estaríamos fuera de ese top-ten de cola., pero como la proyección se hace con la amplitud de toda su población es tender las condiciones de una región deprimida económica y socialmente por generaciones.
Hace tiempo, en el año 91, con la idea de elaborar un documento programático en el colegio Albuera, centro enclavado en un barrio joven, pujante, se pasó un impreso de recogida de datos a las familias en los que, entre otras cosas, se recogía el nivel de estudios de los padres. Como participante en la organización de los datos aportados por esas familias la primera sorpresa fue que el número de analfabetos y el de personas con estudios superiores era el mismo: uno. Aquel título universitario, el de uno de los maestros del colegio, era una diplomatura universitaria. El analfabeto aiguien que había comenzado a trabajar con 7 años sin tener la oportunidad de poder aprender. Entre ellos un corto número de padres con bachiller superior, un amplio número de graduados escolares y un más amplio número, aún, de certificados de escolaridad. Y eso siendo un barrio joven.
Si hoy pasáramos la misma recogida de datos los resultados serían bien distintos porque bastantes de aquellos alumnos, algunos de los cuales viven todavía en la zona. Y se han incorporado familias que también poseen titulaciones superiores. Porque debemos reconocer que Castilla-La Mancha ha experimentado, como otras regiones, un cambio notable en oportunidades y el acceso a estudios de mayor nivel ha sido ya no excepcional, como entonces, sino abierto a muchísimas personas, bien gracias a los recursos económicos más amplios de las familias o a los sistemas de becas existentes.
Otra cosa será la salida profesional de estas personas, la incapacidad de la región para retener con ofertas laborales a algunos de ellos, pero esa es otra cuestión.
Que Castilla-La Mancha ande en la cola, pues, no sorprende, pero las nuevas generaciones harán que esa posición mejore y se relativice.
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