EL IVA DE LOS LAPICEROS (Página nº 1271)

Es difícil que alguien crea acertada la decisión de subir el iva del material escolar del 4%, el super-reducido, al 21%, máximo equiparado al artículo de lujo. Si hemos llegado a la conclusión de que un lapicero, una goma de borrar o un sacapuntas son artículos de lujo es que ya hemos perdido la razón, y aunque seguramente esa no era la intención primera el efecto real es que hemos metido en el mismo cajón los enseres escolares que los artículos de alta gama.

El problema es que el Gobierno sólo ha pensado en recaudar, y en ese afán ha cometido el atropello de gravar una serie de productos que le van a generar poca recaudación pero que va a castigar, aún más, los bolsillos de las familias en este principio de cursoon varios efectos contraproducentes. El primero, reducir el consumo. El segundo, recurrir a productos de mucha peor calidad. El tercero, posponer la adquisición todo lo más que puedan, lo que afecta, en parte, al trabajo escolar. El cuarto, tensionar la relación familia-maestro por la, a veces tan temida, lista de material que han de adquirir.

Si entendemos que la crisis es muy aguda, que lo es, todos deberíamos poner de nuestra parte: los profesores ajustando las necesidades de material y aprovechando la utilización de los que pudieran aprovecharse del año anterior; los alumnos y familias cuidando el uso de éste; la administración rectificando ese iva exagerado.

Ayer, en el Pleno, algo tan sencillo como una moción contra esa subida, que sólo era una toma de posición puesto que difícilmente podría hacer variar la decisión equivocada del Gobierno, derivó en un debate lamentable, en un cruce de acusaciones entre las portavoces del PP y del PSOE donde parecía diluirse el motivo esencial de la moción y alentar esa guerra de guerrillas tan enquistada entre los partidos mayoritarios y en la que cada cual trataba de arrimar el ascua a su sardina obviando la objetividad. Como siempre, en el barullo se desintegra la cuestión principal y sólo se consigue enconar más las discrepancias y el mo entre los grupos municipales.

Que se votara a favor, en contra o se abstuvieran terminaba siendo una decisión de cada grupo pero hubiera estado bien que nos ahorraran casi todo lo demás.

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