Era evidente que las ferias y fiestas daimieleñas, el primer envite festivo tras lograr la alcaldía, iban a ser la prueba de fuego de sus novedades, y sin entrar en el detalle, tanto el desfile ferial como la recuperación de la oficialidad en la coronación de reinas y damas, por ejemplo, fueron elementos claros del cambio. Pero sin duda la unificación de otorgar la Medalla de Oro de Daimiel y Pregonero de las fiestas en una misma persona representaba, como ninguna otra decisión, contenía todos esos cambios.
Me explico. Si con el PSOE estaba diferenciada la elección del pregonero, que correspondía a una atribución del alcalde, y la designación de la Medalla de Oro de Daimiel, que se hacía tras presentarse propuestas por parte de colectivos y tras una deliberación de varios componentes, con el PP se estableció el dos en uno, siendo al pregonero a quien se le otorgaba la distinción o, si se quiere, al distinguido al que se le pedía pregonar.
Pero no era sólo el cambio de sistema sino su consecuencia, y así, mientras el PSOE iba encargando el pregón a personas cada vez más jóvenes que destacaban en algún ámbito técnico, intelectual... y de paso nos descubría los logros de estos daimieleños casi desconocidos, de otro modo, para la generalidad de sus vecinos, el PP ha buscado a personas de mayor trayectoria, de avanzada edad, para esa misma tarea, incluso a riesgo de repetir pregonero, algo que no comparto personalmente, y que ocurrirá más veces con seguridad, y quedando todo a la libre elección del alcalde y su Junta de Gobierno monocolor.
Yo creo que es un error vincular ambos honores, y aunque la comisión con los socialistas tuvieron algunas elecciones discutibles, como dársela a un exalcalde de los suyos, que ya defendí por qué los políticos debieran estar excluidos como opción, oalguna otra más reciente, siempre será mejor que pueda partir de propuestas populares o aportaciones de colectivos.
Pero ya digo, todo parecía cuestión de marcar territorio, poner sello personal, en esas cosas que tanto cuidan los políticos aunque sólo sea en las cosas menos trascendentes.
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Pero tienen algo en común, la afinidad política de los elegidos por unos y otros.
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