DUERMO... LUEGO EXISTO (Página nº 1236)

No quisiera yo corregir a Descartes, cuando dijo su célebre "Pienso, luego existo", pero el otro día llegué a la conclusión de que era demasiado ambiciosa la posición del físico, matemático y filósofo francés y que bastaba saberte dormido para tener la certeza de la existencia. Y pongo duermo y no sueño porque, no sé si para mi suerte o desgracia hago mucho de lo primero y nada de lo segundo, o al menos no tengo constancia ni recuerdo de sueño alguno desde hace muchos años.

Pero no sólo basta que yo sea consciente de mi dormir, basta con que lo sea para los demás para que se reafirme la existencia o, incluso, si me aprietan es más evidente que existimos a los ojos de los demás que a los propios cuando dormimos. Y si no ¿por qué somos importantes cuando dormimos para los demás hasta el punto de que nos inmortalicen en tal pose?

Dejando a un lado la broma, real un jueves sestero en cualquier punto de Ruidera, quería utilizar esta introducción para avisar de que este blog, a su manera, se vuelve durmiente, se aletargará en los próximos días por la distancia y aunque con el ordenador a cuestas puede que siga haciendo alguna actualización y escribiendo alguna que otra entrada, lo cierto es que la mayor parte de mi tiempo la dedicaré al ocio más ocioso: playita, comida, sesteo, lectura y paseo nocturno, y claro, un ratito de ordenador para seguir, muy por encima, la actualidad, y en función de ella, y si sucumbo a la tentación, dejar unas líneas, algún versillo, que es otra forma de existencia.

Nos vemos.