martes, 23 de agosto de 2016

DAR "FIAO" O DE LAS TIENDAS DE BARRIO (Página nº 3838)

Hubo un tiempo en el que las tiendas de barrio jugaron un papel imprescindible en las economías familiares hasta el punto de que las maltrecha situación de las familias, con salarios muy bajos, se sostenía con un sistema que perduró mucho tiempo y que estaba basado en la confianza: dar "fiao". Y la libretilla de hule, ese cuaderno indispensable, servía para ir anotando las deudas que muchos vecinos acumulaban a lo largo de la semana o el mes y que, en cuanto cobraban, acudían a saldar. No cabe duda de que en aquellos años complicados, apenas superadas las cartillas de racionamiento y los cupones, las tiendas se convirtieron en el pulmón de cada barrio, la forma de poder subsistir con cierta dignidad a cambio de cumplir con las obligaciones que se contraían con los tenderos que, claro, junto a los proveedores, tenían que poder soportar esas demoras imprescindibles y, así, mientras el barrio daba de comer al tendero el propio tendero facilitaba comer a su barrio, adaptándose unos y otro a las circunstancias de aquellos años complejos. Y también la morosidad, todo hay que decirlo.

Guardo un gran recuerdo de aquellas tiendas, tan perfectamente ordenadas, donde muchas de los productos se vendían a granel (harina, legumbres, azúcar, galletas...), pesadas en aquellas balanzas blancas, y las cuentas se hacían sobre el papel de estraza. Entrabas en ellas y podías encontrar de todo, más allá de los alimentos o los productos de droguería. Sobre el mostrador la caja de sardinas secas, el cuchillo para cortar el bacalao, y siempre con las estanterías hasta el techo, siempre organizadas, sin huecos, aprovechado el espacio de la forma más eficiente. Como chaval me encantaban aquellos bombos de cristal llenos de color donde podías encontrar las bolillas de anís, los caramelos de nata, los sugus o los sacys. Tiendas que abrían al amanecer, cuando el pan era pan de verdad y era esperado para llevarlo antes de salir al tajo, y se convertían en un ágora social repleta de conversaciones, el punto neurálgico de esos barrios daimieleños donde había pocos secretos y todos se conocían bien.

(Foto del archivo familiar de Crisanto Peral, creo que publicada por primera vez)

Es curioso, en estos años hay un cierto rebrote de estas tiendas de barrio, modestas, pequeñas, cercanas, aunque los tiempos han ido cambiando mucho y las grandes y medias superficies han ido fagocitando a estos negocios que fueron vitales, extraordinariamente importantes en otra época, cuando cerrada la cuenta se escuchaba, con mucha frecuencia, aquello del "!apúntamelo!" y la ristra de números terminaba en un total que iba a la libretilla de "fiaos" con la esperanza de ser cobrado lo antes posible.

¡Qué recuerdos!

9 comentarios:

  1. Pero entonces había más seriedad. Ahora no te puedes fiar ni un pelo del "dejar fiao" . Menudos pollos hay.
    Y es curioso, a Mercadona con dinero y a la tienda de Barrio "luego te lo pago" que aún existe

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  2. ¡me lo dices o me lo cuentas!

    ¡has descubierto las Americas!

    Como Colon

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    1. Todavía no te has enterado que Colón no descubrió América. Estudia.

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  3. No hace falta estudiar, es que debes saber que cuando Colón llegó a América ya estaba descubierta ya que ya estaban lon nativos, otra cosa es que se desconociera por el resto de humanos que allí estaba está zona, lo mismo que Oceanía.

    Aplicaré el Consejo

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  4. Yo trabajo en una tienda y lo fel "fiao" para algunos se sigue llevando.
    Parece que tenemos la obligación de fiarles.
    Eso sí, al Mercadona que está al ladito de la tienda, ahí no rechistan.

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  5. Como me gusta esta foto y que recuerdos me vienen de esta tienda, ¡Que gran persona este tendero de la

    fotografia! Gracias por ponerla en tu Blog.

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  6. Q tienda hera la de la calle Santa maría

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  7. Recuerdo cuando sali de la tienda con una docena de huvos y cinco duros del cambio,me tropecé,caí,destrocé los huevos y el dinero al rejillo que hay al salir,encima cobré....jajajaja

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