Mientras la Justicia decide inhabilitarlo hasta el 2020 el debate político juega al interés y crea una polémica en torno a esa decisión. Como siempre unos lo ven pristino y respaldan la decisión de los tribunales y otros, con parecida claridad, lo entienden como una medida injusta e injustificable. No sé si a unos u otros les interesa la verdad y lo justo porque a nivel político se juega de otra manera.
Yo, desde luego, no me meteré en la decisión judicial porque se me escapa pero, desde el punto de vista moral, lo tengo claro. Alguien que en su momento justificó y defendió una forma de reivindicación a través del terrorismo no debiera ser, nunca , elegible, y por lo tanto jamás debiera poder ser candidato. El terrorismo deslegitima, a mi juicio, a cualquiera que lo defiende o participa de él, y Otegi, por muy hombre de paz que nos lo quieran vender, formó parte de esa banda criminal.
Pero soy más restrictivo aún, porque sin querer comparar el terrorismo con otros comportamientos, desde luego cualquier persona que haya sido condenada por delitos de corrupción no debería tener oportunidad de volver a representar a nadie a través de actividad política salida de unas elecciones. Y ojo, hablo de corrupción no en ese sentido timorato y reculador que le ha entrado a Ciudadanos sino en ese otro sentido amplio y claro que no juega a excluir en función del enriquecimiento personal o que la representación sea estatal.
La política necesita limpieza, NO necesita Otegis, por supuesto, y aunque todo el mundo tenga derecho a rehabilitarse o hacérnoslo creer la política debiera ser una puerta cerrada para él.
Y en ese mismo sentido tampoco necesitamos corruptos de ningún tipo, ni descafeinados ni sin descafeinar. Hay muchos posibles candidatos para representarnos como para que haya que tirar de gente marcada por su pasado, bajo sospecha, como si debíeramos olvidarnos de lo que hicieron contra los demás.
Y no, no trato de mezclar Otegis y corruptos, que cada cuál llevará siempre el grado de gravedad que les corresponde, sino que trato de decir que requerimos de un perfil distinto de políticos sin mácula, gente que ofrezca otra sensación y sobre los que no pese un pasado vergonzoso que debería hacerles inhábiles para esta tarea política.
La regeneración pasa por no olvidar, por no arriesgar a nuevos errores y actitudes de quienes ya demostraron lo que demostraron. Otegi ya no debería pintar nada en la escena política, debería estar más que amortizado, ponerse a trabajar y pasar al olvido. Y con él todos los que, de una manera u otra, no dejaron duda de que debían estar fuera de la política para siempre, por higiene democrática, cada uno desde la gravedad mayor o menor de sus actos y comportamientos.
Lo razonable es que Otegi no fuera ya ni noticia. Que lo sea no deja de ser un fracaso. Al menos desde el punto de vista moral.
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A cuento de que se cita a Ciudadanos cuando se está escribiendo sobre este personaje y que nada tiene que ver con el.
ResponderEliminarSe da la sensación de querer involucrar a Ciudadanos con quien se cita.
A cuento de todo lo que se dice en la entrada, que es más que Otegi.
EliminarComo siempre tus sensaciones deben ser producto de algún tipo de prejuicio. Aquí se habla de la inhabilitación ética de Otegi, además de la judicial, y se añade que esa inhabilitación ética , sin entrar a igualar gravedades, debería extenderse a la corrupción en su sentido amplio. Y aquí, por actualidad, se menciona esa curiosa visión menguante que está introduciendo Ciudadanos en la negociación con el PP, reduciendo un concepto de forma interesada y desdiciéndose una vez más de lo que se afirmaba hace unos meses y años y dejando en poco su inicial condicionamiento para la negociación con el Partido Popular en esas seis medidas incondicionales. Yo quiero a los corruptos fuera de la política y que ahora metan el matiz de que si no hay enriquecimiento personal son menos corruptos me parece lastimoso.
EliminarEn cuanto a Otegui ya sé que PP y Ciudadanos han sido claros al respecto, no tanto el PSOE, que a través de Maritxel introdujo cierta duda, ni Podemos, que a través de algunos de sus dirigentes, se ha posicionado a favor del inhabilitado. Mi postura es clara y explícita.
En el panorama general, con Otegi fuera, ahora nos sigue faltando una posición más radical con los corruptos, del tipo que sean. Como diría Galo, "hay que limpiar la era".