Fue el pasado viernes. Caminaba yo hacia casa y me precedía una mujer, madre de alumnos de mi colegio, cuando, súbitamente, un chaval en bicicleta, por la acera, a buena velocidad y en dirección prohibida casi la golpea. ¿Un centímetro? No sabría decirlo, pero la reacción entre asustada y sorprendida fue lo que evitó el golpe en el último instante. Desde luego no una maniobra evasiva del ciclista, que siguió como si nada, cruzó por el paso de peatones sin mirar siquiera si venía algún coche y, por supuesto, sin mirar a la persona a la que casi atropella.
Si yo, que caminaba cuatro o cinco metros por detrás de la mujer, me sobrecogí porque veía el impacto ya imaginan a la propia protagonista, con la que después crucé unas palabras, que aún no sabía cómo se había evitado el atropello.
Pero el problema no es este, que al fin y al cabo se saldó sin lesión y solo como un susto, porque pudiera haberse tratado de un hecho aislado. El verdadero problema es que es de lo más habitual encontrarte personas en bicicleta circulando por aceras o zonas peatonales pero también en dirección prohibida esquivando los vehículos que circulan correctamente. Yo he sido testigo de multitud de casos y creo que si, como en Rusia o en otros países, las aseguradoras obligaran a portar cámaras de vídeo para evitar fraudes en accidentes, tendría ya una buena colección de imágenes de usuarios de bicicletas circulando en contra de la dirección permitida, circulando por las aceras para, incluso, obligar a bajarse al carril a los peatones para esquivarlas y otras barbaridades que suceden aquí, en Daimiel, por nuestras calles, y que no solo se arreglan esperando el civismo de los ciudadanos sino con una cierta actitud vigilante y sancionadora.
Y no crean que los que infringen estas normas y tienen esos comportamientos son chavales de quince o dieciséis años como el del caso comentado, porque los he visto de todas las edades, personas a las que no vale creer que no son conscientes de lo que están haciendo pero a los que parece darles lo mismo los demás.
Sinceramente, ahora que nos vamos poniendo tantos objetivos para el nuevo año, no estaría mal que el Ayuntamiento se planteara éste, más bien modesto, de vigilar y reducir incidencias de este tipo con los recursos,que los hay, de que disponen. Eso...o esperar que suceda algún atropello grave, que terminará por pasar, y descubrir que se podía estar haciendo más de lo que se hace, loque desde luego de nada ayudará al atropellado.
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