PADRUCHOS Y JOVENCILLOS (Página nº 3398)

Cuando era chavalillo iba con mis amigos a descubrir los pajarillos que habían caído en las trampas que los mayores del barrio ponían en las huertas de alrededor. Aquel sistema solía ser efectivo y no era difícil hallar sobre todo gorriones atrapados en los gatillos que luego eran llevados a la taberna del Pistolo, en la calle Arenas, donde se los pagaban malamente pero que, para unos chavales adolescentes era un buen ingreso.

En aquella época aprendimos a distinguir dos tipos de gorriones, los padruchos y los jovencillos, que correspondían a los machos adultos y a los gorriones jóvenes, porque no se pagaban igual.

Pues bien, estos días de campaña electoral me ha venido varias veces a la cabeza que se trataba de elegir entre "padruchos", los partidos de siempre, hechos ya a la vida, y los "jovencillos", los partidos nuevos y emergentes queriendo comérsela. Y que más que una lucha ideológica el tema estaba entre continuidad y renovación, entre viejas fórmulas o nuevos modelos.

Entre padruchos y jovencillos Pistolo los cogía por igual pero los pagaba distinto, aunque la verdad es que no recuerdo que era lo que pagaba mejor. Ahora nos toca a nosotros elegir qué queremos, si seguir con los padruchos u optar por los jovencillos, gorriones todos al fin y al cabo, algo que lo mismo no conviene olvidar.

Por cierto, mientras algunos nos dicen que la presencia o no de gorriones marca un índice de calidad medioambiental otros los consideran pequeñas ratas con alas responsables de transmisión de enfermedades. Yo prefiero siempre que haya gorriones, eso sí, casi más y mejor jovencillos que padruchos.

¡Y ahora, todos a votar!

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