viernes, 25 de diciembre de 2015

EL ASESINO SILENCIOSO (Página nº 3409)



Su nombre es Legionella pneumophila y en las últimas semanas se ha instalado en la vecina Manzanares causando dos muertes, varios casos de gravedad que mantienen a quienes la padecen en la UCI y, hasta el día de hoy, ha sumado 205 afectados. 


La dificultad estriba en localizar los posibles focos, siempre vinculados al agua. En el caso de la localidad vecina se han tenido que inspeccionar y analizar más de un centenar de posibles orígenes aunque, al parecer, solo dos, de momento, han dado positivo: una fuente ornamental municipal y una torre de refrigeración, creo que de titularidad privada. Pero aún se estudia si se ha dado con los focos responsables o caben otras posibilidades, pues la investigación prosigue.

Es imposible advertir el peligro de este asesino silencioso, discreto, muy peligroso. Solo cabe la acción preventiva, fundamental, para mantenerlo a raya y que no pueda afectar a nadie o, ya producido, extremar las medidas para dar con él y erradicarlo, aunque ya parte del daño esté hecho.

Este criminal, desde luego, suele aprovecharse, precisamente, de la lasitud en el cumplimento de los protocolos preventivos, en la dejación en el mantenimiento, inspección y tratamiento previo y periódico. Ya sabemos que, en ocasiones, las menos, y por distintas cuestiones que van desde el ahorro económico a la negligencia, suele quedar al descubierto que, una vez localizados los focos, hay detrás una responsabilidad humana, pero que la "legionela", si encuentra las condiciones perfectas prosperará y podrá convertirse en ese asesino silencioso cuyas víctimas ni tan siquiera sabrán que están siendo atacadas.

Llegados a este punto cabe preguntarse, porque lo desconozco, si en Daimiel se llevarán a cabo los pertinentes análisis y controles tanto en las instalaciones públicas como privadas, aunque supongo que el buen sentido hará que sí se realicen en el tiempo y forma adecuado. Pero es que el miedo es libre y apelando al refrán conocido de que "cuando las barbas del vecino veas pelar...¡echa las tuyas a remojar!", uno mantiene cierta inquietud que no creo que sea única. Incluso no estaría mal un pronunciamiento público que explicara que en Daimiel se observan con rigor estos protocolos y que podemos sentirnos tranquilos al respecto.

Desde aquí, por supuesto, desear pronta mejora a todos los afectados y que se determine lo antes posible el origen o focos en los que se ha producido, de forma que todo quede como un mal y triste recuerdo de algo que ya no debe volver a producirse jamás.

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