"EL MISTERIO DE LOS VELADORES SAMPEDREROS" (Página nº 2821)

Perdonad la broma del título pero quienes me conocen saben que soy un empedernido lector de novela negra y me apetecía titular así una entrada que no tiene, eso sí, mayor misterio. Ahora bien, vaya por delante que a diferencia de algunas novelas yo no estuve allí y lo que sé proviene de fuentes digamos que bastante fiables.

Bueno, pero partamos del comentario que motiva la entrada:

"aunque no tiene nada que ver con el comentario, ¿sabe alguien lo que ocurrió ayer a mediodia en la iglesia de San Pedro con unos veladores que había y al rato ya no estaban?"

La boda, como ya sabrán muchos, era la del excelente músico y daimieleño ilustre Manuel Blanco Gómez-Limón, que congregó a gran cantidad de invitados y una no menor de curiosos atraídos, entre otras cosas, porque se esperaba que la música estuviera muy presente en la ceremonia, como así fue, y por ese espíritu cotillo que alberga el suelo patrio.

El caso es que los novios, al parecer, querían tener un detalle con todos los asistentes, tanto invitados como curiosos, y había previsto ofrecer una copa de honor a la salida de la ceremonia, una forma de agradecimiento con Daimiel, antes de desplazarse a Carrión donde los salones podían dar cabida a todos los invitados. Y para ello comenzaron a instalarse unas mesas en el espacio junto al edificio.

Parece ser que alguien, defendiendo sus intereses o acaso porque considerara que se estaba cometiendo una infracción, aunque yo he oído más la defensa de intereses que lo otro, puso una denuncia de inmediato. No me precisan si con llamada directa al Alcalde o no, pero el caso es que Leopoldo tuvo que mandar a dos policías locales para señalar la infracción y proceder a la retirada de mesas y viandas que la empresa de catering montó. Dado que el padre del novio también es policía local lo cierto es que para los compañeros debió ser un trago complicado aunque no les quedaba otra.

Para mí el error proviene de dos circunstancias: la primera es que hay precedentes en otras ceremonias, bien en el Carmen o bien en Las Cruces, donde se ha ofrecido en el exterior esa copa de honor sin que haya sucedido nada. Lo segundo es que esto debió conducir a engaño para no haber solicitado un permiso extraordinario previo de algo que iba dirigido al pueblo y duraría bien poco tiempo, pues tengo entendido que no hubo tal solicitud.

Lo cierto es que tanto facebook como twitter echaban humo estos días con una mayoría de personas bastante molestas con lo sucedido y la falta de sensibilidad con Manuel, alguien que lleva el nombre de Daimiel por el mundo, o por la enorme diligencia mostrada para hacer desmontar las mesas. Yo, en particular, no creo que debamos establecer diferencias entre alguien muy ilustre o un daimieleño de a pie pero siento enormente que ese hecho estropeara un momento tan especial para los novios, sus familias e invitados y más cuando les guiaba la buena fe de agradecer a todos, todos, que les acompañasen en ese día tan señalado.

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