AHORA YA SÍ (Página nº 2451)

Definitivamente la Granja Escuela ha quedado cerrada. Hace apenas diez días sacaban los últimos animales (ovejas y corderos) y quedaba apenas un trabajo de limpieza y adecentamiento básico que realizar por los últimos trabajadores que quedaban allí. Después el cierre, el abandono de la instalación y un futuro incierto para no pensar que será inexistente.

La historia de la Granja Escuela termina aquí, un cadáver estupendo que queda a su suerte, desprotegido, en espera de algo o la nada, amparado eso sí por la memoria de todos los que en su larga historia pasaron por allí, gente que provenía de muchos lugares distintos de la geografía nacional y que, es posible, guardarán en su corazón algo de lo que este lugar supuso para ellos.

Si no son ellos nadie habrá más para lamentar esta pérdida. Pocos o nadie, en realidad, han peleado para evitar este lamentable final para un lugar que llenó de titulares la prensa de la época celebrando su valor, su grandeza, la innovación que representaba y el indudable carácter formativo que guiaba aquella iniciativa.

Pero no, ya resultaba un estorbo para los actuales gestores políticos, un espacio más que inutilizar y condenar al abandono, sin plantear ni un solo plan de viabilidad que pudiera darle aliento y aprovechar unas instalaciones que, en lo esencial, conservan un buen estado.

Ahora ya sí, la Granja Escuela ha sido desposeída de todo. Sin gentes, sin animales, sin plantaciones, solo espera la ruina, el expolio, quizá el derribo. Triste, muy triste, destino para todo lo que representó en la pequeña historia de Daimiel, para nuestra localidad y para los daimieleños.

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