lunes, 3 de febrero de 2014

YO ERA MÁS DE GÁRATE PERO... (Página nº 2356)

Lo he contado más de una vez. Mi modelo de futbolista, mi ídolo de siempre, ha sido José Eulogio Gárate Ormaechea, ese español nacido en Argentina que siempre fue un modelo de comportamiento y deportividad en el campo, un tipo sencillo que sin embargo supo convertirse en el máximo ídolo rojiblanco en los años que yo más gocé el fútbol, y que además, siendo profesional de este deporte, no descuido su formación y para cuando terminó su carrera futbolística, de manera anticipada y por un maldito hongo que le dejó secuela al caminar, ya había terminado sus estudios de ingeniería industrial. Sí, quizá haya sido el único ídolo futbolístico que he tenido, por más que Luis y Luiz Pereira hicieran méritos para conquistarme.

Pero la verdad es que, en el tiempo, Luis Aragones ha sido el vínculo mayor con mi pasión atlética, desde esos tiempos de jugador en la que recitábamos aquella alineación de los Rodri, Melo, Jayo, Calleja, Adelardo, Eusebio, Ufarte, Luis, Gárate, Alberto y Salcedo hasta su paso al banquillo, la Intercontinental, y la identificación de una manera de entender el fútbol que fuera del Atleti solo tuvo parangón en la Selección.

Por eso ayer me impactó su fallecimiento, el cierre de vida de todo un personaje, alguien peculiar muy alejado de este concepto actual del entrenador. Y la tristeza, sobre todo eso, de ver morir a quien en muchos momentos de mi infancia y adolescencia, cuando el fútbol me bullía en la sangre y devoraba todo lo relacionado con él, fue capaz de ofrecerme momentos de ilusión y felicidad.



Hoy vivo este deporte/negocio de otra manera, la verdad, sigo con interés este nuevo liderato de mi Atleti, pero ya no me agarra como entonces lo que a su alrededor sucede. No sé si Jesús Gil o la madurez me alejaron de ese apasionamiento, solo sé que conservo mi admiración por Gárate y mi reconocimiento por Luis, y el regusto de saber qué han hecho en cada partido. Lo demás ya no es fruto de la pasión, solo querencia.

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