"LA RELIGIÓN VA A CONTAR, Y MUCHO, EN LA EDUCACIÓN DE NUESTROS JÓVENES" (Página nº 1898)

Lo dice el Consejero de Educación de Castilla-La Mancha mientras en el PP acusan a las anteriores leyes educativas de doctrinarias. Lo dice un cargo político de un Estado que la Constitución define como aconfesional. Y se queda tan ancho. Los políticos son así, invaden ámbitos que corresponden a lo personal y privado. Los jóvenes deberán decidir lo que quieren que cuente la religión en sus vidas, lo que quieren que cuente la religión en su educación extracurricular, e incluso aceptando el concordato, los jóvenes pueden optar por elegir la asignatura de religión, pero un cargo político tiene la obligación de gestionar para todos y no colarnos sus deudas morales ni sus convicciones religiosas.

¿Donde se demuestra que una religión religiosa sea mejor o superior a la que no contempla esa carga doctrinal?, ¿a quienes quieren engañar haciendo creer que eso hará mejor a los jóvenes?, ¿por qué un estado aconfesional tiene tanto interés en apoderar ese despliegue en la educación de nuestros estudiantes si no se persigue, en realidad, adoctrinamiento?

Quizá por que la Constitución Española del 76 está llena de imposturas que, desde el primer instante ya se pusieron allí sin intención real de tomárselas en serio.

Yo no estoy en contra de la religión, que será lo primero que querrán echarme en cara. No lo estoy porque entiendo que en un espacio de libertad cada cual puede creer en lo que quiera y que fuera del ámbito íntimo cualquier persona tiene derecho a encontrar espacios donde desarrollar sus creencias, donde compartirlas con sus iguales, donde manifestarla. Y por tanto ni estoy contra la religión ni contra los ritos ni contra las procesiones ni contra nada que se desarrolle en ese ámbito de libertad de la que goza cada individuo. Lo que me molesta soberanamente es que los políticos traten de imponer al resto, en ámbitos que no corresponde, sus creencias, del tipo que sean, y mucho menos que quieran hacer un uso inadecuado de sus obligaciones políticas para satisfacer las demandas de los obispos perfilando leyes claramente influidas por sus exigencias.

Pero es que no sólo se da en la educación, estamos viendo el debate sobre el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, y vemos que no se hace desde la racionalidad sino desde el sesgo religioso, y nadie ha votado a los obispos como nadie ha votado a otros grupos de presión, y los políticos deben actuar desde criterios legales, éticos y de sentido común desde un punto del interés público general y no desde un sentimiento religioso personal porque no se ha votado al creyente (ni siquiera sabemos abiertamente cuáles son sus vínculos con esa confesión que suelen ocultar al resto) sino que hemos elegido a un gestor público que nos representa a todos y que ha de gobernar para todos.

Y ya se ve que no es así, que Wert o Marín, por ejemplo, ya han tomado partido claramente por sus creencias y ahora tratan de imponérselas a los demás desde el poder que, momentaneamente, gozan. Y esto es tan grave como si un gobernante que se declarase ateo pretendiera imponer a los demás, desde las leyes que desarrollara, una restricción del ámbito personal para que cualquiera pueda desarrollar sus convicciones religiosas porque él no las considerase aceptables.

Y con esto ya no volveré a tocar por algún tiempo este tema candente en el que creo que el Partido Popular ha sobrepasado sus obligaciones y ha faltado a su obligación de gobernar para todos los españoles tomando partido por una parte de ellos.

Enlace:

http://www.elcrisoldeciudadreal.es/2013/05/20/25543/marin-la-religion-va-a-contar-y-mucho-en-la-educacion-de-nuestros-jovenes/

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