jueves, 23 de mayo de 2013

CONTINUARA... O DEL FINAL FELIZ PARA UN CUENTO DESGRACIADO (Página nº 1902)

Resulta que hace unos días contaba aquí un pequeño cuento:


Lo hacía a raíz de que algunas personas con hijos en edad escolar me contaran que se había suprimido la plaza de una de las tres pediatras que atendían en Daimiel. Hoy leo en la web municipal que tras "negociaciones intensas llevadas de forma expresa por el alcalde"(...) "se mantienen las tres plazas de pediatría que hasta la fecha venían funcionando repartidas, dos en el Centro de Salud 1, y otra más en el Centro de Salud 2-CEDT.

Es evidente que me alegro de que se revierta una decisión tomada previamente y que suponía, como ironizaba utilizando el cuento como recurso, un servicio peor al tenerse que atender los mismos pacientes con menores recursos. Y si el alcalde ha conseguido personalmente que la administración reconsidere la decisión pues sólo cabe felicitarle y desear que esa eficacia presida la mayoría de sus gestiones presentes y futuras.

Pero como se ha devuelto a las matemáticas lo que era de las matemáticas y 1+1+1 vuelven a ser tres, lo que cabe ahora es finalizar el cuento para hacer justicia a la situación:


"Erase un pueblo que tenía tres pediatras, o puede que tres médicos que actuaban de pediatras, y aunque en aquel lugar el número de niños y niñas no parecía menguar ni tampoco sus revisiones y enfermedades, lo que hacía pensar que todos ellos eran a cual tan necesarios como lo habían sido siempre, ocurrió que desde el castillo del señor Gobernador de aquel territorio se pensó que los niños y niñas no merecían tanta atención y que eso solo podía servir para que se criaran más débiles y enfermizos, y decidió siguiendo tal pensamiento que con dos únicos pediatras podría darse el servicio necesario, por lo que desterró de inmediato a uno de ellos. Y dado que con aquella decisión ahorraría algunos maravedíes tuvo a bien contratar, con ellos, a un juglar y a un bufón, de su confianza, para que le alegraran la pena de aquella decisión.

Pero quiso la mala fortuna que los niños y niñas del lugar, nada convencidos por el argumento del Gobernador, dieran en ponerse enfermos en la misma proporción y frecuencia que antes, desobedeciendo sus obligaciones de enfermar menos, y aunque acudían a buscar a los pediatras solamente conseguían tardar más en ser recibidos y tener menos tiempo de atención, lo que además de alargar sus molestias obligaban a ausentarse a sus padres mayor tiempo del trabajo, y aunque el malestar del populacho aumentaba a cada jornada el Gobernador iba exigiendo al juglar y al bufón que tocaran, cantaran y le divirtieran con mayor brío y tono para que no tuviera que escuchar aquellas protestas.

Sin embargo, y dado que el pobre juglar y el lastimoso bufón necesitaban de pequeños descansos para recuperarse de tan cansado esfuerzo he que aquí el Señor de la Villa aprovechaba tales pausas para hacer llegar al Gobernador que debía reconsiderar su decisión de forma que disminuyendo las protestas no le sería necesario obligar a los artistas a tal sobreesfuerzo y que devolviendo al pediatra suprimido ya ni tan siquiera necesitaría los servicios de aquellos cómicos de la legua.

Sea por cansancio o por propio convencimiento el Gobernador tuvo a bien hacer caso del Señor de la Villa y accedió a que el tercer pediatra volviera a su lugar, aunque para nada renunció a esos cargos de confianza que le deleitaran los oídos y en previsión de que los necesitara ante otras protestas de algún otro lugar.

Y así, los niños y niñas de la villa pudieron ser atendidos como siempre, sus familias cesar en las protestas y todos juntos vivir algo más contentos y un poco más felices, aunque no dieran los sueldos para poder comer perdices".

Enlace:



3 comentarios:

  1. Y ahora nadie hace comentarios congratulamdose de que hayan tenido éxito las negociaciones. Gracias Leo de parte de nuestros hijos

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    1. Yo sí:

      "Es evidente que me alegro de que se revierta una decisión tomada previamente y que suponía, como ironizaba utilizando el cuento como recurso, un servicio peor al tenerse que atender los mismos pacientes con menores recursos. Y si el alcalde ha conseguido personalmente que la administración reconsidere la decisión pues sólo cabe felicitarle y desear que esa eficacia presida la mayoría de sus gestiones presentes y futuras."

      Y también me alegro por todas las familias de daimiel a quienes les beneficia que se mantengan las tres pediatras.

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  2. Gracias Javier, pero es que como madre me indigna que algunos se preocupen tanto por la granja escuela y tan poco por los niños

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