Ayer estuve viendo en La 2 un documental sobre la muerte de Martin Luther King, pero también de su activismos por los derechos de unos ciudadanos que estaban viendo, pese a lo que consagraba la Constitución norteamericana, como eran burlados sus derechos civiles. El planteamiento, desde luego, era hacerlo bajo un concepto de no violencia pero forzando un posicionamiento de presencia en la calle para reclamar algo que les era debido. Él sólo era el ariete principal de esa pelea pero no el único, algo que le valió conseguir el Nobel de la Paz pero también ser el objetivo principal a abatir.
Curiosamente, en esas casualidades que tiene la vida, bajé luego a tomar un café y el sobre del azucarillo contenía una frase del propio Luther King que dejo aquí, por su total vigencia, y que cada uno interprete u otorgue los roles pertinentes a quienes les corresponda:
"No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que me preocupa es el silencio de los buenos"
Y hemos de reconocerlo, la mayoría de estos últimos están callados como...
Eso es lo verdaderamente preocupante en este país.
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Esa frase de King es una completa definición del egotismo y la cobardía de los que nos consideramos a nosotros mismos "buenos".
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