AQUELLOS APODOS DAIMIELEÑOS(Página nº 3886)

Cuenta mi madre que una vez la pararon por la calle y le preguntaron:

 -¿Tú eres la mujer de los Agustinillos?

 A lo que mi madre contestó:

 -¡No, señora, soy la mujer de uno de ellos nada más!

 El apodo paterno, que apenas duró una generación, era tan sencillo como llamar así a los hijos de Agustín, mi abuelo, y yo recuerdo, de pequeño, y nunca después, que me preguntaran si yo era de los "Agustinillos", que lo era.

Sin embargo los apodos tienen una larga tradición en Daimiel, como en tantos otros sitios, que lleva a que, incluso en algunos casos, la gente ignore el nombre real de una persona y lo identifique por ese apodo personal y familiar que transita de generación en generación, a veces conociendo su origen y, en otras, perdiendo la pista de su razón de ser. 

 Pero, de la misma forma, los apodos se van perdiendo. No es que vayan a extinguirse, al menos a corto plazo, pero la gente joven ya los emplea de otro modo y tienen, al menos me lo parece a mí, una mayor caducidad que en tiempos de nuestros mayores, que como digo solían heredarse y eran de uso habitual. Tanto que todavía vemos como en algunas esquelas se menciona el apodo para que sus contemporáneos sepan rápidamente identificar al difunto. 

No siempre eran bien aceptados. Algunos lo llevaban con orgullo pero también a otros les molestaba que se les llamase así. Hace unos años, en Fuente el Fresno, una amiga mía escribió un artículo sobre los apodos de esa localidad, en la revista de ferias de allí, y algunas personas le mostraron su enfado de malos modos, cuando lo que se pretendía era hacer una recogida con afán de conservación, de esta tradición popular y no había intención ofensiva ninguna.

 Hoy me he encontrado esta relación de apodos daimieleños que había colgado Juan González Aleja en facebook, nada menos que 515 apodos recopilados con gran paciencia, y que os dejo aquí con una intención de recordarlos, echar de menos alguno y saciar la curiosidad de quienes estén interesados en el tema: