Nos lo contaba hoy una madre: mi hija está deseando que cambie la ley y quiten tanta tarea. No recuerdo que yo, con diez años, pensase estas cosas porque las tareas eran innegociables e indiscutibles pero, en el fondo, lo entiendo. No solo hay un cierto movimiento social contra las tareas sino, a mi juicio, un uso abusivo de ellas que, de alguna manera, viene a darles la razón. Claro, también hay un abuso de actividades extraescolares que, como son voluntarias, parecen gozar de mayor benevolencia en la crítica.
Yo creo en las tareas pero, por supuesto, de una forma razonable. Mi principio es que la tarea debe tener una justificación pedagógica, es decir, la de reforzar lo aprendido durante la jornada, ser formativa, y la única manera de que resulte eficaz es que sea entendida así por el alumno y acogida satisfactoriamente. Si la tarea no estimula, se presenta compleja y fatigosa, se alarga en el tiempo, la predisposición del alumno se vuelve contraria, la convertimos en una suerte de castigo y entonces terminará siendo bastante inútil, un trámite que se debe realizar.
Sin embargo querer eliminar las tareas, en su totalidad, sería un tremendo error y solo producto de demonizar algo solo porque no se propone bien ni se plantea pensando en sus pros y contras.
Ocurre que tenemos diferentes puntos de vista, que no existe un criterio unificado, y esto desconcierta bastante. Yo he vivido la experiencia de familias que crían que les mandaba muy poca tarea y la de compañeros acusados de mandar mucha, aunque en todos los casos creo que existía una inmejorable intención formativa. ¿Donde está el punto? No sabría decirlo pero no entiendo que mis alumnos consuman dos o tres horas diarias tras las cinco escolares y todo eso lo hayan de compatibilizar con otras actividades porque, al final, el resultado de esas tareas se resienten en forma de errores, desorden, carencias, y el inicial objetivo de refuerzo se vuelve contrario.
¿Y que tipo de tareas? Esa es otra cuestión, porque la principal tarea diaria es la que no se manda, porque se da casi por sobreentendida, y es la que menos se realiza. Me refiero a repasar, cada día, las ideas principales trabajadas, es decir, estudiar, extraer las ideas principales, elaborar un esquema, buscar información adicional. Casi siempre el tiempo de tarea lo consumen los ejercicios mandados y no estos hábitos de estudios que creo imprescindibles porque la experiencia me ha demostrado que los alumnos que cada día vuelven a lo trabajado, leen, repasan, organizan ideas, son de largo los que mejores resultados obtienen, pero está claro que van ligados al estímulo personal, la disciplina y las ganas de aprender y por eso nunca es visto como un castigo ni una imposición por los propios chavales.
Las tareas son necesarias, ya que es una forma de repasar lo aprendido para ver si se ha cogido el tema o no
ResponderEliminarLas tareas son necesarias para reforzar lo que se explica en clase
ResponderEliminarTambién sería necesario que el profesorado de infantil, primaria, secundaria hicieran las suyas durante el mes de julio, dado que este mes están al servicio de educación y con el fin de que se reciclaran y para ponerse al día como ocurre en otros paises