El otro día, mientras caminaba, y a la par de grabar ese tramo penoso de la calle Mayo que dio lugar a una entrada del blog, un cambio de itinerario previsto me llevó hacia la calle Cueva de la Mora, en dirección al antiguo polideportivo y el campo de fútbol. Hacía bastante que no pasaba por allí, aunque salvo los accesos tapiados de la antigua piscina poco ha cambiado.
Al llegar a la zona del campo de fútbol, a la espalda de la tribuna, pensé que allí había una buena zona para conciliar dos opciones, espacio demandado para grafitis artísticos y la opción de mejorar el aspecto de esas planchas de hormigón ahora tachonadas por pintadas nada vistosas. Y cuando digo conciliar hablo de poner a disponibilidad de los grafiteros ese centenar de metros estableciendo, eso sí, una temática deportiva, un concurso de ideas previo y una selección de los mejores proyectos para decorar tan enorme superficie y mejorar el aspecto exterior de esa zona. O cualquier otra fórmula que conjugue estética y creatividad y dé como resultado algo mejor que el aspecto actual de esa zona.
Es una idea sin más, una propuesta al aire sin excesivo coste, similar a lo que se hizo con la pared que separa el barrio de las cien viviendas, cercano al río, del espacio de tierra junto a la Avenida de los Deportistas, pero buscando una cierta unidad temática vinculada al lugar, de ahí el tema deportivo en sus múltiples variantes.
No es nada original. Ya se ha hecho en otros sitios. Pero es que ver su aspecto sugiere hacer algo, y mejor conceder espacio a quienes saben crear que no cederlo a quienes poco talento muestran con el spray en la mano.
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