viernes, 29 de abril de 2016

"QUERIDO DAIMIEL..." (Página nº 3605)



"Querido Daimiel,
 
llevamos toda la vida juntos, desde ese mismo instante en que nací en una de tus viviendas para regocijo de mis padres y hermanos. No fue por tanto decisión tuya ni mía conocernos, así pues le debo a ellos mi daimieleñismo, pero tengo claro que desde el primer instante ya nació un vínculo que no se romperá.
 
No se me escapa que desde aquel día de abril tú y yo hemos ido de la mano, no porque me crea en igualdad contigo sino porque estoy convencido de que cada daimieleño tiene su propio Daimiel, una forma particular de entender y disfrutar de su localidad y un cúmulo de experiencias personales que nos han ayudado a ser lo que somos y, aunque con semejanzas, suficientemente propias para considerarlas intrasferibles e intercambiables.
 
Por eso mi niñez, mi infancia, mi adolescencia y mi madurez van casi siempre ligados a espacios de esta ciudad, a personas de aquí, a experiencias vividas que tienen todo el sentido entendiendo Daimiel. Me brotan los recuerdos ligados a calles, a nombres, a olores, a sonidos que eran tuyos o me procurabas tú. Y por eso es muy difícil entender mi vida sin ti.

Puede que de niños u adolescentes no nos exigiéramos demasiado, ni yo estaba para otra cosa que pajarear y vivir sin preocupaciones ni tú para hacerme demasiado caso. Perseguir la vida, el amor, la amistad requería de todas mis energías y tú, Daimiel, bastante tenías con ofertarme tu ser para que los encontrase.
 
Pero me hice adulto, y tú ya llevabas a las espaldas cientos de años de historia, y para entonces ese niño viejo o ese adulto aprendiz comenzó a preguntarse cosas sobre ti, a pensar que podías ser mejor y en qué podías mejorar. No es que ya no me gustases o que hubiera desapego entre nosotros, es que precisamente por lo que me importas, por lo que has significado en mi vida, prefiero no ocultarte lo que veo, advertirte de lo que te hace daño y desmerece. Otros puede que solo quieran alegrarte los oídos, halagarte sin más, querer merecerte sin riesgo de decirte la verdad, pero yo creo que te ayudo más señalando tus carencias y defectos, ayudando a que alguna vez sean superados.

Puede que tú debieras hacer algo parecido conmigo pero ya sé que aún conociendo muchos de mis defectos no tienes esa capacidad de corresponderme para ayudarme a ser mejor. Como no es posible he de conformarme con descubrirlos yo y tratar de compensarlos. Tengo la certeza de que de poder expresármelo nunca me considerarías desleal sino buen amigo, que no entenderías mis críticas como otra cosa que constructivas, porque te quiero para todos los años que nos toca estar juntos, porque al fin y al cabo siempre serás mi pueblo y quiero que lleguemos al final de esta vida de la mejor manera, orgulloso y feliz de haberte tenido y de haber contribuido a que pueda presumir de lo que llegues a ser.

Ya lo he dicho, quiero que mi Daimiel, ese Daimiel omnipresente en mi vida sea el que pueda recordar siempre en la mejor de sus versiones, la que he querido vivir y disfrutar en todos los años de esta vida compartida.

Quererse obliga a la sinceridad, a la ayuda, a la entrega. Nada mejor puedo ofrecerte."


***

No hay comentarios:

Publicar un comentario