Cincuenta y cuatro son cuatro docenas y media. Así casi parecen más. Pero en realidad el número adquiere valor porque es, desde hoy, 26 de abril, mi nueva edad, la constatación de que el tiempo va marcando aniversarios sin detenerse para hacernos sentir que vuela.
Lo cierto es que no me parecen ni muchos ni pocos, solo los justos para lo que he vivido. Salvo de los tres primeros, sujetos al recuerdo de mi propia familia o personas que me conocieron en esos años, o como mucho a las escasas imágenes que me retratan en ese tiempo, creo que conservo bastantes recuerdos del resto, en un ejercicio de memoria que me gusta repetir aunque dude de la fidelidad real de esos recuerdos.
Aunque el tiempo nos dé esa sensación de vivir muy deprisa, de que hace nada éramos casi adolescentes o niños, si nos detenemos a recordar podremos entender que hemos vivido mucho, que nos han sucedido bastantes cosas, y todo lo más es que podamos echar en falta haber hecho muchas más. Y yo, ya lo he dicho en otras ocasiones, soy más de valorar lo vivido que de especular con lo que pude vivir y saco la conclusión de que, en estos cincuenta y cuatro años, he sido muy feliz, casi un privilegiado de la fortuna, y no tanto por como algunos entienden esto que es en términos de posesión sino de satisfacción a partir de lo tenido. No es que sea conformista, es que saco bastante disfrute de lo que tengo y eso hace que mis expectativas no me devuelvan insatisfacción ni, claro, la parte alicuota de frustraciones que suele obtenerse entre la realidad y el deseo.
Así que aquí estoy, de estreno, con estos cincuenta y cuatro años que, para ser justo, cumpliré a las doce del mediodía. Cuentan que amagué mucho con nacer, que la comadrona acudió en varias ocasiones a falsas alarmas de parto y que mi padre también. Debió ser por eso, que al estilo del cuento de Pedro y el Lobo, ya no quisieron avisarle más y cuando acudió a casa a comer, como cada día, ya estaba yo allí, convertido en el "mierdecilla" de mi familia pero, por eso mismo, en el centro de ella, que es lo que suele ocurrir con los últimos vástagos.
Siempre he tenido la sensación de tener mucha suerte, en todo momento, en las cosas más importante que es la gente que te rodea, con la que compartes las mejores cosas de tu vida. Familia, amigos, compañeros, que han ido conformando lo que ahora soy y en los que he encontrado un buen montón de motivos para estar satisfecho de lo vivido. Creo que no he vivido apenas malos tragos, más allá de los naturales que marca el tiempo y algunas otras en las que nada podíamos hacer, e infinitamente menos que los buenos momentos vividos y compartidos. Y creo más, que cada vez que se ha dado una situación en la que la alternativa podía ser muy mala el resultado final se decantaba por la más positiva, como si estuviera tocado por esa fortuna de la que hablo.
Sí son cincuenta y cuatro años este martes, 26, y reconozco el rastro de lo bueno que me han ido dejando todas las personas que me importan. Desconozco, aunque sospecho, que para todos ellos he podido dejar un rastro al menos no desdeñable al conocernos y convivir. No necesito mucho más, no quiero echar de menos nada que dependa de mí. Y espero que nada perturbe esta sensación de estar donde quiero estar, como quiero estar y con quienes quiero estar, que es verdaderamente lo que me ofrece felicidad.
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Felicidades y a seguir mirando a la vida con esa gafas
ResponderEliminarFelicidades Totem, que tengas un buen día y que cumplas muchos más. Desde Kigali.
ResponderEliminarEspero q recuerdes el día d hoy por tu cumple y no por el olor a mierda q nos invade.pero q coló hace el ayuntamiento q no termina de una puta vez con este calvario de oler a mierda,INUTILES
ResponderEliminartambien son cinco decenas y cuatro unidades
ResponderEliminarJa. ja, y veintisiete pares, dieciocho trios, nueve sextetos... incluso tres mayorías de edad a la vez. Da mucho juego este 54.
EliminarDesde anoche ha regresado, ¡y de qué manera! el OLOR DAIMIEL.
ResponderEliminar¡Venid, venid, turistas y disfrudad! ¡ No sabéis lo que os estáis perdiendo!
Ya no están CIVINASA , ni CIDRA. ¿ Y ahora a quién echa el PP la culpa?
La respuesta no es tan difícil, tu que haces el comentario lo sabrías si indagas sólo un poquito
ResponderEliminarLo que es más fácil es ponerlo, no andar con tonterías.
EliminarPues yo sigo sin saber de dónde viene. Lo cierto y verdad es que huele a auténtica mierda.
EliminarAhora mismo, en el polígono sepes, el olor es irrespirable , es de auténtica vergüenza. Politicastros, haced algo o dimitir, no tenemos porque aguantar estos olores....
Eliminardemuestras buena educación llamando despectivamente a unas personas, pero puede que tu no llegues ni a eso
EliminarNo querrás que tu mierda te la quiten ellos
¿Mi mierda? tengo la suerte de poder limpiar mi mierda sin necesidad de recurrir a esos politicuchos del tres al cuarto que tenemos. Supongo que para ti será lógico oler a mierda todas las mañanas y hacer como que no pasa nada, todo perfecto, nada que criticar, esto es el pueblo perfecto. Seguramente tienes la suerte de no tener que madrugar todos los días y así te evitas ese olor a MIERDA que los currantes tenemos que aguantar un día si y otro también. A estos politicastros que tenemos los sacas de desfilar en las procesiones y de hacer discursos soporiferos y se quedan en nada. Todo perfecto en Daimiel, todo funciona, no hay robos, huele genial, el parterre y la plaza es un lugar idóneo para pasear sin bicis ni niñatos tocando los huevos.... nada que criticar... bendito pueblo que tenemos....
Eliminar¡FELICIDADES! Seguro que has dejado muy buen rastro
ResponderEliminarLo del olor es insoportable!!! Luego que si hay enfermedades...
ResponderEliminar¡¡FELICIDADES!! Adelante con esta sana afición, M.
ResponderEliminarfelicidades ayer no pase por aqui y me perdi si hubo tarta,y que poco tacto algunos meter lo de los olores en una cosa tan dulce como es un cumple ,en fin somos asi,seguro disfrutaste del dia con los que te rodean
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