UN REGALO EN DIFERIDO, UN DISFRUTE INSTANTÁNEO (Página nº 3169)

A lo largo de mi vida he recibido regalos de todo tipo pero, indudablemente, tengo una persona a mi lado capaz de sorprenderme casi siempre, de involucrar a terceros y aunar esfuerzos para que yo pueda tener un regalo bien especial. En bastantes ocasiones no ha de tratarse de nada particularmente ostentoso ni caro sino de acertar adecuadamente lo que puede ilusionarme, justamente aquello que pude decir alguna vez, sin demasiada convicción y ninguna intencionalidad de dejar caer para que se tome nota, porque ni siquiera suelo ser consciente de que meses después puede ser mi regalo.

Recuerdo muchos pero tengo predilección por uno que aglutinó todo lo más especial que puede contener un regalo: la sorpresa, la ilusión,la participación de toda la gente más cercana, el cumplimiento de un sueño. Entonces tenía poco más de veintidós años y andaba metido en una frenética labor creativa, pero dado que a pesar de conseguir bastantes premios literarios en el fondo seguía escribiendo para mí y descartaba embarcarme en la publicación de un libro, aquellas personas que siempre han sabido quererme y a la s que nunca he dejado de querer me prepararon una edición especial de un único ejemplar escrito, ilustrado y encuadernado a mano que hoy guardo como un auténtico tesoro y que convirtió aquel día, en compañía de todos los que habían participado, en uno de los mas inolvidables y emotivos para mí, y el desencadenante de que unos meses después publicara, con una tirada mucho mayor, un libro con tres poemarios interrelacionados que, curiosamente, volvió a convertirse en otro de esos días tan señalados.

Cuento esto porque ayer me tocaba recibir mi regalo de Reyes. En diferido, claro, porque en alguna ocasión había mencionado que estaría bien acudir a uno de esos restaurantes multiestrellados por la Guía Michelín para saber que tipo de experiencia gastronómica podía significar ese alarde que les acompañaba. El elegido, para mi sorpresa, fue el tres estrellas madrileño "Diverxo", de Dabiz Muñoz, como se hace llamar y lo cierto es que la lista de espera solo hizo posible esperar a junio para tener una de esa decena de mesas.

Sinceramente, fue un día excepcional en el que disfruté mucho con este Xow, que así laman al menú degustación, y que está compuesto por una serie de "lienzos", a veces compuestos por una sola presentación y otras, las más, por dos o tres que se van sucediendo en una liturgia medida, muy pensada, llena de sorpresas, y donde toca desde que te den de comer hasta ser tú quien termine cocinando algunos de los elementos. Eso sin contar que algunos de los llamados "lienzos" los van ejecutando ya en mesa mientras te instruyen en el mejor orden y forma de comer lo que te sirven.

Tal es la escenografía que los camareros, ataviados con unos monos verdes y deportivas, que me recordaban a los "Oompa Loompas" de la película de Charlie y la Fábrica de Chocolate, se movían por la sala aparentemente de forma caótica hasta que descubrías un perfecto orden real en todos sus desplazamientos por las mesas y con una atención exquisita. Por cierto, todos ellos con barba y con gafas sin cristales, y lógicamente dos desbarbadas camareras completando el equipo de sala. Y también varios cocineros trabajando en la misma sala y dando cuerpo a esos lienzos, por cierto con un gran sentido de humor y todos bastante jóvenes. Por cierto, por allí andaba David Muñoz, o Dabiz Muñoz, saliendo un par de veces de cocina con su lapicerillo a la oreja, controlando que todo fuera perfecto.

Pero también disfrute, y mucho, de la propia comida, un festival de sabores, de texturas, a las que normalmente no estamos acostumbrados pero que no te dejan nunca indiferente y que justifican que tengas que ir a un sitio así para poder apreciar algunos productos que jamás antes habías probado ni conocido y que te ofrecen una experiencia única, irrepetible.

Evidentemente pensaba que esta experiencia jamás la tendría. Seguramente será la primera y la última. Pero que quieren, ayer tuve mi regalo diferido de Reyes y estoy seguro de que no podía resultar mejor de lo que finalmente fue.

***