SEGUNDAS PARTES...(Página nº 2795)

Cuando alguien sale voluntariamente de la política local, realizada de forma activa, casi nunca vuelve a ella. No hay nada que lo impida, claro, pero suena a cromo viejo, a algo ya muy visto, y sea por lo que sea no suele suceder, o al menos en el ámbito de Daimiel yo recuerdo un solo caso o, a lo sumo, otro más del que no estoy realmente seguro, y en cualquier caso con no mucha fortuna.

La política local guarda caras pero sobre todo las quema rápidamente. Los que pasaron y se fueron casi se dan por irrecuperables porque son los nuevos nombres, justamente esas novedades, las que se demandan cada vez más, como si en el fondo esperásemos de ellos que trajesen un aire distinto y mejor, otra forma de hacer política, por más que lo aparentemente novedoso no sea necesariamente lo esperado ni mejore lo anterior.

Cuento esto porque se oye insistentemente la vuelta de algunos de ellos a la política activa, en función de lo que luego sentencien las urnas, y creo que es un error, y más cuando pueden ir vinculados a un recuerdo de gestión poco afortunada.

Es el caso de Soco, Marisa  o de Miguel Ángel, por ejemplo, que andan en las quinielas de los comentarios, con la segunda de ellos quizá reforzada por su presencia como representante del PSOE en la tertulia política de Radio Daimiel. Yo, desde luego, la he escuchado como "nominada" por varias personas y eso no garantiza nada pero da el pie a tomarlo en consideración.

Independientemente de la valía personal que ambos atesoren existe una opinión social, esa que expresan las mismas personas al hablar de ellos, y en este punto, al menos conmigo, la valoración política no ha sido demasiado afortunada a sus intereses. A mí, en particular, tampoco dejaron demasiada huella aparte del episodio de las cucharitas y de una política cultural casi menguante a caballo de un inicio de crisis, y quizá esas no sean las mejores referencias para regresar.

Tampoco es desdeñable la experiencia que podrían aportar sabiendo ya lo que significa una o varias concejalías a las espaldas y cómo funciona un Ayuntamiento, algo que no siempre se tiene en cuenta, y que jugaría a favor de estas repescas.

Pero, en definitiva, pienso que la ilusión, la energía que la acompaña, tiene muchas más opciones desde gente que viene de primeras, que arrostran un deseo de renovación y que abanderan el impulso de no estar ya maleados para poder cambiar las cosas a mejor, y cuanto menos hipotecados a los intereses de partido y más liberados de su control casi mejor para todos. 

Y luego que sea lo que tenga que ser.

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