miércoles, 19 de noviembre de 2014

LA ESTUPIDEZ CATALINIZADORA (Página nº 2794)

A veces ese afán de algunos catalanes, en este caso, y sin menoscabo del respeto que me merecen el resto de la gente de aquella comunidad autónoma, por catalanizarlo todo llega a paroxismo de la ridiculez, y si no vean una noticia de agencia que aparecía en medios como Canarias7 o Diario de León sobre los restaurantes que aspiraban a la estrella Michelín y que pasados por su obligado traductor automático y con, parece nula revisión, ofrece lo siguiente:


¿Qué notan?, ¿nada?. A ver...a ver...¿conocen ese restaurante daimieleño que aspiraba a la estrella Michelín? 

¿Ya sí?

Resulta que tenemos en Daimiel un restaurante llamado "Naturaleza Muerta", "Natura Morta", y ni nos habíamos enterado porque, tontos de nosotros, creíamos que se llamaba "El Bodegón" de toda la vida.

Y es que ese afán catalán de renombrar no solo lo suyo, que lo entiendo lógico, sino lo que está allende de su territorio autonómico conduce a cosas tan absurdas como llamar al Bodegón, que no recibe tal nombre porque se trate de una de esas naturalezas muertas que inmortalizan algunos pintores sino porque se vincula a una de las muchas bodegas típicas de nuestra Mancha. Y aparte del gazapo de traducción es que no entiendo por qué cambiarle el nombre igual que no entiendo que yo cambiara el nombre de un restaurante para castellanizarlo, y puestos a la tontería, al menos hacerlo bien.

Esto me recuerda una anécdota que me contaron hace poco de un daimieleño que al ser presentado como Francisco a su interlocutor catalán contestó, "¡Ah, Francesc!" y cuando aquel le dijo que el se llamaba Joan el daimieleño dijo "¡Ah, Juan!". El catalán, de inmediato, le corrigió: "No, Juan no, Joan, Joan" y nuestro paisano le replicó "No, Francesc no, yo me llamo Francisco, Francisco", dejando en evidencia la impostura de quien pretende aplicar para los demás lo que no hace para sí mismo.

La noticia sale en Diari de Girona, que no traduciré en buena lógica y coherencia, y es una demostración de esa estupidez catalanizadora tan en boga que se pasa de frenada en casos como este y que como una virtud nos dispensan un ratillo de sonrisas

2 comentarios:

  1. Los más gilipollas somos los castellanohablantes que decimos/escribimos Girona (un fonema que así escrito no existe en castellano), Lleida, Espanyol y no sé cuantas cosas más que están en catalán pero tienen su correspondiente lectura en español.

    Ellos siempre catalanizan las nombres Saragossa, Ebre, y se enfadan cuando no utilizamos su nombre. Pues estoy totalmente de acuerdo contigo.

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  2. Podemos: No han empezado apenas a andar y ya comienzan a sacar "la patita".

    http://www.diariodeleon.es/noticias/bierzo/emilia-esteban-deja-podemos-acoso-derribo-parte-circulo_936977.html

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