viernes, 20 de junio de 2014

¿PARA QUÉ SIRVE UN SENADO? (Página nº 2586)

Desde luego en España si ponemos en una balanza utilidad y gasto me temo que el platillo que soporte esto último se precipitará, sin duda, inclinando el fiel y elevando el platillo casi huero de la utilidad institucional. Porque el Senado, visto su funcionamiento en nuestra democracia, jamás ha dado sensación de imprescindible y casi parece una rémora legisladora donde sentar a alcaldes, prejubilados políticos y otros acomodos prescindibles y siempre costosos.

En el fondo creo que se partió de un concepto decimonónico que nacía con el mejor de los propósitos y que se ha demostrado fallido porque ni nacía de una tradición secular, como en otros países, ni de una concepción práctica y bien articulada para demostrarse necesario. Y como en ningún momento han sabido ni querido reorientar su planteamiento pues ahí tenemos esta Cámara Alta, de la que desconocemos a la inmensa mayoría de representantes que en ella se sientan, abandonada a una especie de instancia obligada pero casi estéril que apenas tiene repercusión entre los ciudadanos salvo cuando las mayorías reflejadas no coincidieran con las del Congreso, algo poco habitual.

Y la democracia español, ¿acaso perdería valor, legitimidad, hondura, si prescindiera del Senado tal como está concebido en estos momentos? Después de pensarlo un rato considero que correspondería un rotundísimo NO a tal pregunta y que si no se aborda la cuestión se debe a otros intereses que nada tienen que ver como dar la sensación de que la Constitución sigue siendo tan válida como antes y no debe apenas tocarse o porque supone llenar las bancadas con todos aquellos afines que necesitan ser recompensados por su trabajo para el partido de cada cual.

En esa situación, es mi opinión, para mañana es tarde suprimir el Senado. No veo más consecuencias que ahorro de tiempo y dinero y me es casi imposible encontrar qué de negativo conllevaría hacerlo.

Por cierto, sin mirar ni buscar, ¿pueden nombrar cinco senadores actuales diferentes al de su propia provincia? Enhorabuena si lo ha conseguido, es usted una maravillosa excepción.

4 comentarios:

  1. Te recomiendo este libro de Arturo González Campos & Sergio Fernández. Es una forma divertida de pasar el rato de forma intrascendente y de no pensar mucho.Es casi lo mismo.
    "¿Para qué sirve un cuñao? y otras historias familiares"

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  2. Puede que no tenga ninguna utilidad el senado, por lo que sería conveniente la supresión del mismo ya que forman parte de el los politicos a los que no se les tiene un puesto asignado siendo por tanto un cementerio de politicos

    Pero resulta chocante que se realice este comentario y luego se critique la aminoración de los politicos en la junta de clm

    Tampoco se sabe para que sirve y teniendo menos politicos en cada camara ya sea en el parlamento regional o en cualquier otro parlamento y saldriamos ganando todos ya que el gasto sería mucho menor

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    1. La cosa es que la función del Senado es muy limitada y acaba siendo ser una ampliación del Congreso (así a grosso modo) en la que se ratifican las leyes del Congreso y poco más. Teniendo en cuenta que las mayorías del Congreso se reproducen de manera bastante fiel en el Senado, este último no aporta nada. Una vez planteado eso, se puede pensar en un replanteamiento del Senado o su eliminación (eso es otro debate).

      Por otra parte, está claro que el Parlamento Regional sí que sirve pues en él se promulgan todas las leyes que afectan a nivel autonómico. Al nivel de descentralización que nos encontramos en España, es totalmente necesario. Pero, claro, cuando el partido del poder lo usa para seguir en él cambiando la ley electoral y así poder mantener su mayoría con menos esfuerzo, surge la queja. El ahorro no es tan importante cuando, además, se mantienen el resto de cargos no electos (véase por ejemplo múltiples asesores). Ese cambio de ley electoral está muy cerca de ser una cacicada. Así que sí, ambas cosas son compatibles: se puede quejar de un Senado inútil y de un Parlamento Regional en el que lograría mantener una mayoría absoluta con menos votos.

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  3. Lo peor es que no se atisba ni una mínima reforma en el Senado porque a los grandes partidos les viene perfecto como cementerio de elefantes.

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