LA NUEVA OCURRENCIA (Página nº 2600)

Escucho la intención de Rajoy de estudiar cambios normativos electorales para conseguir que en las elecciones municipales salga elegido alcalde el que encabece la lista más votada aunque no obtenga mayoría. Es la nueva ocurrencia, el paso previo para trasladarlo a otras administraciones visto que el principal favorecido será su partido en la mayoría de los casos y dado que este hombre no da puntada sin hilo para legislar desde una clave claramente electoralista.

Seguramente recurra al argumento manido de que si es el más votado por los ciudadanos significa que es el que quieren estos, lo cual no es cierto siempre salvo en las mayorías absolutas y hasta con el discutible beneficio de una Ley D'Hont favorecedora en casos de relativa igualdad.

Pongamos un ejemplo. En Daimiel el PP sacó mayoría de votos en las Municipales 2011, más que el resto de las fuerzas políticas, y por lo tanto nadie puede discutir que Leopoldo sea el alcalde legitimado por las urnas. Ahora, sin embargo, supongamos que el PP saca 4500 votos y la suma de los otros partidos, los que fueran, superasen los 5000 votos. ¿Qué decimos, que la mayoría de los daimieleños que han votado quieren a Leopoldo de alcalde cuando hay muchos más que no le han votado optando por otros? Parece evidente que no y por tanto si el resto se pusiesen de acuerdo para elegir un alcalde alternativo ¿sería legítimo impedirlo?

Pero hay un elemento de orden práctico si se aprobase la ocurrencia. Pongamos esta vez, como ejemplo, que ganara en votos IU pero sin mayoría absoluta. ¿De qué serviría que por ley obtuviera la alcaldía si a la hora de votar cada cuestión el resto de fuerzas votara en contra? Está claro que sería imposible que gobernasen de acuerdo a sus planteamientos iniciales y por tanto la ley que los aupó a la alcaldía resultaría del todo inútil.

Por eso, en aquellos casos que no se consiguen mayorías absolutas hay que permitir que el juego de fuerzas posible mueva sus fichas, lleguen a acuerdos parciales o de legislatura y gobiernen las fuerzas que unidas puedan obtener la mayoría cualificada de respaldos o concejales, sean del lado que sean, incluso por más que algunas pudieran parecer pinzas antinaturales. Luego los votantes de unos y otros juzgarán con su aliento o decepción, pero tengo claro que si juntos son la mayoría de votantes la legitimidad es indiscutible.

Lo otro, la ocurrencia de Rajoy, es solo eso y un intento medido tras echar cuentas particulares antes de mirar el bien general.

Y luego, claro, que gobierne quien más concejales reuna para sus causas porque esas mayorías serán las reales a la hora de votar cada propuesta del Equipo de Gobierno y dará igual si provienen de un solo partido, de una coalición de partidos o de un acuerdo puntual entre grupos municipales y contará poco o nada haber sido el más votado (Y valga como ejemplo, ahora con el PSOE, que si este tuviera 8 concejales, el PP siete e IU dos, si estos dos últimos quisieran ponerse de acuerdo para sacar una moción adelante o tumbar una normativa del PSOE nada podría impedirlo por mucho que los socialistas fueran los más votados y tuvieran la alcaldía, y eso no es otra cosa que la democracia nos gustase o no que PP e IU tuvieran algunos o muchos puntos de acuerdo)

Y estaría bien que Rajoy se ocupara de lo verdaderamente importante y pensando en que es el presidente de todos. Seguro que nos iría mejor.

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