VOTAR ENTRE UN ÉMULO DE PAPÁ PITUFO, UNA SEÑORA IRRECONOCIBLE POR EL PHOTOSHOP O VARIOS CANDIDATOS DESCONOCIDOS (Página nº 2525)

Llegan las Elecciones Europeas, ese festival de las promesas electorales y los carteles mentirosos hasta en las fotos. Llega el tiempo de visitar mercados, besar niños, regalar bolígrafos, esbozar falsas sonrisas y contarnos lo mucho que van a hacer por nosotros en Europa, aunque luego ni lo sepamos ni nos enteremos de la mayoría de lo que allí hacen.

Y más que nunca hemos de votar unas siglas individuales o en coalición porque a la mayoría de candidatos no hay quien los conozca o, cuando no es así, los conocemos de más. Y eso que a uno nos lo han puesto en plan Papá Pitufo a falta de la gorra roja y a la otra le han hecho un lifting que hasta cuesta reconocerla. De Willy Meyer, Sosa Wagner, Pablo Iglesias, el juez Elpidio Silva conozco más sus nombres que sus rostros y obras y del resto ya ni digo, y me refiero, claro, a los líderes de lista.

Por lo tanto de nuevo me piden que confíe en los partidos políticos. Yo podría confiar en las personas pero los partidos ya me han demostrado que no merecen mi confianza y entre los candidatos tampoco encuentro a nadie por quien me pueda sentir representado.

Serán, dicen, las elecciones de la abstención. Posiblemente nos acerquemos a una cifra histórica. Lo que sí digo es que entre muchos de los que podrán votar por primera vez veo poco interés en hacerlo, ¡con las ganas que tenía yo cuando cumplí los dieciocho!, y aunque a mí me han hecho falta casi treinta y cuatro años para desanimarme y dudar en ir a votar o quedarme en casa a los nuevos electores parecen haberles dejado el trabajo hecho hasta hacer pasar a bastantes de ellos de estas elecciones. No deja de ser triste que ya no sientan que pueden cambiar las cosas con su voto, como nosotros, pero lo es más que piensen que su voto no va a cambiar nada.