¿SERÁ FINALMENTE EL PLENO QUE SE AUGURA? (Página nº 1860)

Puede que las tormentas se levanten cuando menos se espera y que, en ocasiones, cuando se augura un mayor nivel de tensión todo quede en calma chicha pero el de hoy tiene toda la pinta de uno de esos plenos encabronados donde la tensión va a estar muy presente y las intervenciones van a ir dejando más de un dardo realmente envenenado. Total, se tienen ganas desde hace mucho tiempo y casi nunca pierden ocasión de lanzarse andanadas mutuas, pero esta vez está muy reciente el tema de la concejal Torija, las acusaciones de cohecho, el informe de legalidad parece que no aceptado y la posible cita en los tribunales, y eso ha crispado bastante más el ambiente que de costumbre. Y puesto que no suelen ser dados al recule ni , mucho menos, a achicarse, todo apunta a que hoy habrá mucho que escuchar en un pleno municipal que, por el orden del día, y salvo la moción socialista que ahondará en la herida, tampoco propiciaría demasiados enfrentamientos.

Y es que se ha llegado a un punto de no retorno en las aparentes relaciones del equipo de gobierno y el grupo municipal socialista, demasiadas cuentas pendientes o, al menos, bastantes cosas que echarse en cara. Y todo ese arsenal, parte del cual ya está usado, seguramente, pero con opción de volver a utilizarse, aguarda a estos momentos porque las ruedas de prensa no son sino escaramuzas menudas y suelen dejar el grueso para este cuerpo a cuerpo televisado y de mayor impacto sobre la ciudadanía.

En esta ocasión, pues, el grupo municipal de IU quedará casi como un invitado de piedra si el pleno municipal de mayo transcurre por ese camino del ruido, la virulencia y la hostilidad, donde lo importante tendrá riesgo de pasar desapercibido si sucumbe al peso grave de las descalificaciones y los ataques. Porque aunque en esas refriegas los ciudadanos nos vamos enterando de más detalles de los que nos suelen contar lo cierto es que, en el fondo, se conducen así para que nos enteremos de menos y al final, bajo el fragor y la estridencia, termina escondida la verdad y queda únicamente la anécdota del enfrentamiento.